A los 35 años, Luciano Abecasis decidió cerrar definitivamente su etapa como futbolista profesional tras conquistar la Copa Argentina con Independiente Rivadavia, un desenlace que pocos imaginaban para un lateral que transitó más de 14 años de carrera entre el fútbol argentino y el exterior. Su recorrido incluyó pasos por River, Central, Lanús, Banfield, Godoy Cruz y Libertad de Paraguay, siempre con la misma impronta de compromiso y regularidad.
El recuerdo más fuerte de su etapa en River
En diálogo con Bolavip, el exlateral revivió su tiempo en el Millo, una etapa marcada por un contexto deportivo e institucional tan particular como exigente. Abecasis describió ese momento con una sinceridad que llamó la atención: “Yo llegué a un River que era fantástico. Después se transformó en otra cosa realmente distinta”, recordó, señalando el impacto que tuvo el cambiante escenario de la temporada 2011/12.
También mencionó las condiciones con las que convivieron en aquellos meses difíciles, cuando el club intentaba reconstruirse desde las bases. El propio jugador describió una escena que dejó huella en muchos hinchas: “Nos íbamos a hacer la pretemporada a Chapadmalal y nos cambiábamos en un vestuario con sillas de plástico… pero bueno, era el momento”. Un retrato fiel de la austeridad que vivía el equipo.
La reflexión íntima tras su retiro
Ya alejado de la competencia diaria, Abecasis confesó que recién ahora logra dimensionar lo que significó aquella experiencia. “Empiezo a re-disfrutar cosas que en su momento no tuve la capacidad de hacerlo, porque uno se abruma con la vorágine del día a día”, comentó, dejando ver una mirada más madura y contemplativa sobre su paso por el fútbol profesional.
El lateral también reveló que, pese a no haber sido un nombre rutilante dentro de la historia reciente del club, el trato que recibe cuando vuelve a River lo emociona. “Hace bastante que no voy, pero me ha pasado de ir seis, siete, ocho años después y tener las puertas abiertas”, aseguró.
El guiño que ilusionó a los hinchas
Abecasis concluyó con una frase que muchos fanáticos celebraron: “No me van a recibir como a Enzo Francescoli ni me van a hacer una estatua, pero sé que hoy llamo y digo ‘che, me gustaría ir a ver un partido’ y tengo las puertas abiertas de un club inmenso”. Una declaración que simboliza el sentido de pertenencia que le dejó el Millonario y que deja abierta la posibilidad de un regreso futuro en otra función, ahora desde fuera del campo.
