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POLÍTICA

Kicillof no consiguió los votos para endeudarse y enfrenta su última chance para aprobar la ley

 

La sesión prevista para este viernes se frustró por falta de acuerdo político. El gobernador bonaerense pierde un instrumento clave para ejecutar su Presupuesto 2026 y queda al borde del ahogo financiero.

 
Kicillof

La Legislatura bonaerense volvió a exponer las fracturas internas del peronismo y el aislamiento creciente de Axel Kicillof, que no logró reunir los votos para avanzar con el pedido de endeudamiento por casi USD 3.500 millones. La sesión debía reanudarse este viernes, pero la falta de acuerdo entre el oficialismo provincial y las bancadas opositoras obligó a suspenderla, dejando al mandatario kirchnerista en una situación crítica y con una única jugada disponible para intentar salvar la ley.

Pese a las gestiones maratónicas entre La Cámpora, el massismo, el kicillofismo y los emisarios del gobierno provincial, las diferencias no solo persistieron: se profundizaron. La oposición exige condiciones claras para acompañar el endeudamiento, principalmente la creación de un fondo especial para municipios y la ampliación del directorio del Banco Provincia para otorgar lugares a dirigentes no alineados con el peronismo. Ninguno de esos puntos avanzó.

Este revés llega en un momento especialmente sensible para la gobernación. Kicillof había conseguido, el miércoles por la noche, una aprobación parcial: el Presupuesto 2026 y la Ley Fiscal Impositiva. Sin embargo, ese triunfo, lejos de fortalecerlo, quedó reducido a una victoria simbólica. Sin la autorización de deuda, la ejecución presupuestaria está virtualmente paralizada.

Un presupuesto inmanejable sin endeudamiento

El gobernador necesita los casi USD 3.500 millones para cubrir obligaciones, sostener obras y garantizar el funcionamiento del aparato provincial. El Presupuesto 2026 prevé 41,5 billones de pesos en gastos, una cifra que, sin financiamiento externo, se vuelve impracticable. Varios intendentes —incluso peronistas— advierten que sus municipios quedarían “al borde del precipicio” si no se aprueba el endeudamiento, ya que dependen de la asistencia financiera provincial para cerrar el año.

La falta de un acuerdo político también evidencia el quiebre del frente opositor dentro del propio peronismo. La Cámpora y el massismo buscan preservar su influencia en áreas estratégicas mientras disputan espacios de poder, mientras que Kicillof intenta presentarse como el garante de la administración bonaerense en un contexto de precariedad fiscal extrema. Pero el tiempo se le agota.

La última jugada de Kicillof

Con el escenario legislativo bloqueado, al mandatario le queda una sola vía: convocar nuevamente a sesión con modificaciones que atraigan votos opositores, lo que implicaría ceder en alguno de los puntos que hasta ahora se negó a conceder. Podría incluir un esquema más transparente de distribución de fondos para los municipios o aceptar la ampliación del directorio del Banco Provincia, maniobra que el kirchnerismo duro rechaza porque implica ceder control político.

La oposición, por su parte, insiste en que no bloqueará el funcionamiento de la provincia, pero exige garantías institucionales y mayor previsibilidad. Los bloques no kirchneristas sostienen que el gobierno de Kicillof tiene un historial de manejo discrecional de fondos. Y que el endeudamiento debe estar acompañado por “mecanismos de control estrictos”.

Un conflicto que expone las tensiones del peronismo bonaerense

La caída de la sesión genera un impacto político claro: Kicillof no logra ordenar ni su propio espacio. Mientras intenta instalarse como referente opositor a nivel nacional, enfrenta un escenario de debilitamiento interno acelerado. La derrota legislativa se suma a las críticas de dirigentes peronistas que lo acusan de haber llevado a la provincia a un desequilibrio fiscal insostenible.

La falta de acuerdo también deja en evidencia la distancia con sectores que históricamente acompañaron la gobernación, pero que hoy desconfían de su conducción. En el oficialismo nacional observan con atención este conflicto: la provincia más grande del país, bajo administración kirchnerista, no consigue ordenar ni su propia estructura legislativa.