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SOCIEDAD

La «duquesa fugitiva» de Italia y cómo cambió el Champagne

 

Todas las tradiciones nacen de algún sitio y, en el caso del Champagne, todo lo que histórica y culturalmente asociamos a él se lo debemos a Hortense Mancini.

 
Vinos y espumantes

Hortense Mancini, duquesa de Mazarin (1646-1699), fue muchas cosas en su vida. Fue madre, noble, esposa exiliada y autora de su autobiografía. Pero quizás uno de sus mayores legados sea su influencia en cómo bebemos y concebimos el Champagne hoy en día.

Nacida en el seno de una familia noble romana, el padre de Mancini falleció cuando ella tenía cuatro años. Su madre la envió, junto con sus hermanas, a vivir a Francia con su tío, quien era Primer Ministro del rey Luis XIV, lo que lo convertía en uno de los hombres más poderosos del país. Las hermanas Mancini adquirieron gran relevancia en la corte francesa, según Annalisa Nicholson, investigadora Laming en el Queen’s College de Oxford, quien recientemente obtuvo su doctorado sobre el salón de Hortense Mancini y las redes sociales anglofrancesas.

“Estaban tan integrados en las altas esferas de la nobleza francesa”, afirma. “Aunque no pertenecían necesariamente a la aristocracia francesa, recibían un trato similar”. A los 15 años, Mancini se casó con Armand Charles de La Porte de La Meilleraye, “el hombre más rico de toda Francia”, según Nicholson.

El origen de la duqesa fugitiva

Poco después de la boda, Meilleraye comenzó a aislar a Mancini, confiscándole sus joyas y registrando periódicamente su casa y sus habitaciones. Tras seis años y tres hijos, “escapa al anochecer”, relata Nicholson. “Ella y sus sirvientes, todos disfrazados de hombres, huyeron de París” y viajaron a Roma, donde vivía una de sus hermanas.

Incapaz de regresar a Francia, Mancini pasó siete años viajando por Europa. «Algunas personas se escandalizaron y sintieron repulsión», dice Nicholson. «Otras, en cambio, simpatizaron con ella y la consideraron una historia apasionante. Fue por esta época cuando surgieron los primeros indicios de la prensa sensacionalista y los periódicos matutinos, que comentaban dónde acabaría». En 1672, Mancini, a quien la prensa sensacionalista apodó «la duquesa fugitiva», encontró refugio con un antiguo pretendiente, el duque de Saboya, y tras su llegada escribió sus memorias. «Estaba desesperada», dice Nicholson. «Las memorias justifican por qué abandonó a su marido». Tras su publicación, se tradujo al francés, inglés, alemán e italiano. «Su historia despertó gran interés en toda Europa», concluye Nicholson.

Del exilio a los salones de Champagne

En 1675, Mancini, ya entonces considerada una celebridad europea por su libro autobiográfico y su reputación de «duquesa fugitiva», recibió asilo en Inglaterra. Llegó en 1676 y casi de inmediato comenzó a organizar salones. «Los salones surgieron de la necesidad de las mujeres de tener espacios para hablar de temas intelectuales y socializar, dado que estaban excluidas de la mayoría de los demás ámbitos donde se realizaban estas actividades», explica Nicholson.

Poco después de su llegada, Mancini conoció la región de Champagne gracias a otro exiliado francés, Charles de Saint-Évremond. Ella, al igual que los demás exiliados franceses, no disfrutaba en absoluto de los vinos ingleses. «Les parecía horrible», dice Nicholson. «Así que dedicaron mucho tiempo a importar vinos franceses a Inglaterra». Mancini entonces encargó todos los vinos de Champagne, popularizando esta región, sus viñedos y convirtiéndola en la bebida predilecta.

Sus salones siguieron teniendo reconocimiento por acoger a la élite e incluso contar con la asistencia de celebridades como Nell Gwyn y Barbara Villiers, entre otras. Incluso Carlos II y su hermano, el futuro rey Jacobo II, eran asiduos. Fue en su salón donde el Champagne se introdujo en la sociedad inglesa. De repente, aparece este salón tan elegante y a la moda, dirigido por Hortense Mancini, una mujer famosa —una de las primeras celebridades—, y todo el mundo tiene una copa de Champagne en la mano. Así, el Champagne se convierte en un elemento indispensable de la vida social aristocrática.

Según Nicholson, las fiestas de Mancini vincularon el Champagne con las celebraciones, creando así sus connotaciones festivas perdurables. Dado que a sus reuniones asistían políticos, intelectuales y otras personas influyentes, y dado que se respiraba ese ambiente de jolgorio propio de los salones, donde la gente brindaba y disfrutaba, otros imitaban esta actitud.

Su legado en la actualidad

Hoy, su influencia en el Champagne perdura. El Champagne sigue estando indisolublemente ligado al lujo, el glamour y la celebración. Se sirve en bodas, entregas de premios, eventos deportivos de alto nivel y se menciona en la música como símbolo de éxito.

Champagne

Si bien a menudo se la recuerda por su glamour y sus hazañas, Mancini fue una figura cultural de gran influencia y un impacto duradero. Contribuyó a crear espacios donde las mujeres podían hablar con libertad mientras degustaban Champagne, dando forma a uno de los vinos espumantes más famosos que se disfrutan en todo el mundo. Y eso merece un brindis con Champagne.