El mundo del fútbol y la política se cruzan de manera inusual: Javier Milei participará junto a Donald Trump en el sorteo del Mundial 2026, que se realizará el próximo 5 de diciembre en Washington. Según versiones oficiales, ambos serán los únicos presidentes presentes en el palco presidencial, lo que confirma un símbolo de peso entre dos figuras clave de la ultraderecha mundial.
Un palco reservado para dos líderes
El sorteo del torneo se llevará a cabo en el John F. Kennedy Center for the Performing Arts, un lugar icónico y prestigioso con capacidad para más de 2.400 personas. Según fuentes citadas por Infobae, Milei y Trump estarán juntos en el palco principal del evento. “En el palco presidencial solo van a estar dos presidentes: Javier Milei y Donald Trump. Nadie más”, afirmó un funcionario.
Este encuentro no es casual: el presidente libertario argentino ha estrechado lazos con su par estadounidense. Se espera que aproveche su viaje a EE.UU., que podría ser su décimo quinto viaje al país norteamericano, para firmar un nuevo acuerdo comercial entre ambas naciones.
¿Por qué Milei en el Mundial?
La presencia de Milei en el sorteo tiene un trasfondo estratégico. La FIFA invitó a los presidentes cuyos países participan del Mundial 2026, y él será uno de los pocos en asistir. Con Estados Unidos, México y Canadá como sedes del torneo, la conexión tiene también una carga política simbólica y diplomática.
Para Milei, estar en este evento significa más que deporte: es una oportunidad para reforzar su vínculo con Trump y consolidar su alianza ideológica. Desde Balcarce 50 se mantiene la cautela, pero no descartan que su firma en el acuerdo binacional sea parte de esta visita.
El futuro de la relación Milei-Trump
Este sorteo puede marcar un nuevo capítulo en la relación entre ambos líderes. Si se concreta el acuerdo anunciado, no solo estará el fútbol de fondo: la intensificación del vínculo podría proyectarse hacia colaboraciones económicas y políticas.
La imagen de Milei y Trump arengando juntos en el palco del Mundial también refuerza una narrativa: la de una ultraderecha global que busca consolidar su presencia histórica en los principales escenarios internacionales.
