La calma financiera posterior a las elecciones abrió una nueva etapa para el sistema bancario. Las entidades reclaman que el Gobierno acelere el desmantelamiento del apretón monetario aplicado desde agosto, cuando la incertidumbre electoral y la presión cambiaria forzaron medidas extraordinarias. Con las variables más estabilizadas, los bancos consideran que es momento de devolver fluidez a la liquidez y recomponer las tasas para reactivar el crédito, prácticamente detenido en los últimos dos meses.
En la primera de las dos Jornadas de Supervisión del Banco Central —que cerrará este viernes el titular del BCRA, Santiago Bausili—, representantes de bancos públicos y privados coincidieron en un pedido claro: aliviar las restricciones para recuperar previsibilidad y permitir que la intermediación bancaria vuelva a impulsar la economía real.
Qué reclaman los bancos al Banco Central
El pedido central apunta a dos cuestiones: el piso de encajes y la metodología para calcularlos. Hoy, los bancos deben inmovilizar hasta el 53,5% de los depósitos en el BCRA, un máximo histórico que limita la capacidad de prestar. A eso se suma que el cálculo pasó de ser mensual a diario, lo que tensó la operatoria diaria de las entidades.
Diego Rivas, CEO del Banco Galicia, sintetizó el malestar del sector: “Hoy no podemos tomar depósitos después de las 4 de la tarde. Esto distorsiona todo el sistema y empeora enormemente la experiencia del cliente”.
Desde el Banco Nación, su presidente Daniel Tillard coincidió con la necesidad de revisar el esquema actual. Además, advirtió sobre un problema estructural de la entidad: la demora judicial que frena su transformación en Sociedad Anónima, un paso clave para mejorar su gobernanza y reducir los riesgos derivados de decisiones políticas del pasado.
El crédito en pausa y la presión de la mora
La línea de crédito al consumo y productiva se mantuvo prácticamente paralizada durante los últimos 60 días. Las entidades explican que la mora aumentó, aunque aún se mantiene en niveles manejables. El diagnóstico de los bancos es que los usuarios enfrentan un cambio de régimen económico: ya no existe la “licuación” de cuotas por inflación, se redujeron subsidios y hubo fuerte volatilidad en tasas de corto plazo durante el período preelectoral.
“Argentina tiene una larga historia de licuación del ahorro”, recordó Rivas. Eso generó depósitos volátiles, de muy corto plazo. Hoy, la mayor estabilidad monetaria permite pensar en reconstruir ese puente.
Fintech, competencia regulatoria y el peso de los impuestos
Las entidades también reclamaron igualdad de condiciones regulatorias frente a las fintech. Tillard destacó la necesidad de un marco equilibrado que permita la innovación pero que establezca reglas parejas una vez que estos jugadores alcanzan escala. Rivas fue directo: “No se trata de frenar la innovación, sino de que las reglas sean equivalentes”.
Otro factor que condiciona el crecimiento del crédito es la presión tributaria. Los bancos apuntaron contra Ingresos Brutos, tasas municipales, tributos provinciales y el impuesto al cheque, un gravamen que nació como transitorio pero que se consolidó como una distorsión que incentiva la informalidad.
Para los banqueros, una reducción coordinada de impuestos permitiría un sistema financiero más profundo, con más crédito y mejores condiciones para empresas y familias.
Un sistema financiero que pide aire en un contexto de estabilidad
Los ejecutivos coinciden en que el Gobierno logró estabilizar variables clave y despejar turbulencias electorales. Por eso ahora presionan para que el Banco Central acelere la desactivación de medidas extraordinarias. La lógica es simple: tasas reales positivas, pero no asfixiantes; liquidez suficiente para prestar; y un marco regulatorio que permita competir en condiciones justas.
El resultado final, remarcan, dependerá del ritmo con el que el Ejecutivo decida aflojar el torniquete monetario aplicado antes de las elecciones. La estabilidad financiera llegó; ahora los bancos exigen que llegue la normalización.
