Paula Robles compartió un mensaje reflexivo a través de sus redes sociales que sorprendió a quienes siguen el escándalo que atraviesa su hija Juana Tinelli. En medio de la tensión familiar, Robles publicó un video con fragmentos de una charla sobre qué aspectos de la vida podemos controlar y cuáles no. Su posteo llegó luego de que Juana denunciara públicamente amenazas de muerte y cuestionara decisiones de Marcelo.
En el contenido compartido, Paula Robles destaca frases como “qué cae dentro de nuestro ámbito de influencia” y “qué no está bajo nuestro control”, planteamientos que adquieren nuevo significado dado el momento que vive la familia. De ese modo, la madre de Juana usó la plataforma digital para invitar a la introspección, más que para sumar ruido mediático.
El contexto en el que aparece esta publicación es delicado: Juana, de 22 años, había emitido un comunicado donde afirmaba que ya no podía “vivir con miedo” por decisiones que no había tomado y que su bienestar estaba comprometido. Ante ese pronunciamiento y el otorgamiento de un botón antipánico, el entorno de la familia se volcó a un modo más silencioso pero cargado de tensión.
La madre de Juanita Tinelli no aludió directamente a Marcelo Tinelli ni detalló la causa de las amenazas, pero su reflexión se entiende como parte de un discurso mayor: el de no querer cargar al otro con lo que sólo cada uno puede decidir. Al enfatizar lo que pertenece a “mi ámbito” y lo que no, dio pie a interpretar que el camino va por separar la violencia externa de la responsabilidad personal.
Desde lo familiar, esta acción puede interpretarse también como un acto de protección: al poner el foco en la reflexión y no en la polémica, Paula Robles busca poner un escudo simbólico sobre su hija y su entorno. Dejar que la conversación pase por lo esencial en lugar de los hechos mediáticos es una señal de cambio de eje.
Ahora bien, la publicación de Paula Robles evidencia que el conflicto mediático familiar va mucho más allá de los titulares. Hay un trabajo interno que asoma: de cuidado, de reordenamiento, de marcar desde adentro lo que se puede reconstruir y lo que se debe dejar ir. Y, en ese sentido, la reflexión compartida se propone como el punto de partida para que cada miembro se encuentre y no se pierda en la narrativa ajena.
