La Joaqui explicó con sinceridad por qué su relación con La China Suárez se desgastó hasta romperse. “Nos desvinculamos porque nos dejamos de pertenecer”, dijo, señalando que sus caminos personales cambiaron con el tiempo. Aseguró que ese distanciamiento no fue un choque repentino, sino parte de un crecimiento mutuo.
Según la cantante y participante de MasterChef Celebrity (Telefe), el problema no fue un escándalo puntual sino una falta de sintonía de valores: “No tenemos los mismos valores o los mismos pensamientos”. Para ella, eso significa que no están obligadas a seguir juntas si sus ideales ya no coinciden. Pero también habló de respeto y de la necesidad de poner límites cuando algo deja de fluir.
Por otro lado, reflexionó sobre la idea de que las rupturas deben ser dramáticas: “Quedarse hasta odiarse es algo que tenemos que dejar de tener como tabú”. La Joaqui cree que no hay que sentir culpa por alejarse de alguien si el vínculo ya no tiene sentido. Para ella, es más sano cerrar con cariño que sostener algo que ya no vibra.
Desmintió directamente que la pelea haya sido por un tercero: “Yo no me pelearía con una mujer por eso, por un chabón”. Esa frase es una respuesta directa a los rumores de conflicto amoroso entre ellas y con el futbolista colombiano, James Rodríguez. Según La Joaqui, lo que se dice sobre una traición romántica ocurrió mucho después de que ella ya había decidido bajar el vínculo.
Además, explicó que su separación con Suárez fue porque sus horizontes de vida eran distintos: “Ella quería ir por un lado y yo por otro. Lo más sano era decir adiós”. Para ella, la distancia no fue forzada ni dolorosa por rencor, sino una consecuencia lógica de sus diferencias. Así que eligió priorizar lo auténtico antes que mantener algo solo por costumbre.
En resumen, La Joaqui reivindica que poner fin a una amistad no siempre implica drama, traición o enemistad: puede ser un acto de madurez. Su mensaje es claro: no estamos obligados a sostener vínculos que ya no representan lo que fuimos. Y dejar ir no es una derrota, sino una forma de cuidar la memoria de lo que fue verdadero.
