No hay dudas de que Alberto Cormillot es una de las figuras más destacadas del mundo del espectáculo. El nutricionista supo hacerse su camino en los medios de comunicación décadas atrás, y hoy en día tiene un lugar clave en la televisión como una de las voces más buscadas a la hora de hablar de su salud.
A la par de su carrera en la televisión argentina, también creció su lado mediático. La vida privada de Alberto Cormillot es un tópico importante en los medios de comunicación, y es que a la gente le interesa saber qué es de su vida. Especialmente desde que se convirtió en padre de Emilio junto a Estafanía Pasquini, a una edad tan avanzada.
Alberto Cormillot no reniega en este aspecto, y se ha mostrado sumamente honesto a la hora de hablar de su paternidad. En una reciente entrevista para Clarín el nutricionista volvió a abrir su corazón y a sus 87 años habló de todo: desde su rutina diaria para mantenerse tan vital como siempre hasta lo que ha aprendido en esta nueva experiencia como papá.
Y es que su paternidad la acompaña de una intensa rutina profesional: no descansa. Alberto Cormillot se despierta todos los días a las cuatro de la mañana para cumplir con todos sus compromisos laborales, desde Cuestión de Peso y Radio Mitre hasta su labor en la Clínica Cormillot y las fundaciones ISALUD y ALCO.
Y como si fuera poco, también tiene tiempo para hacer lo que más le gusta: “Hago dos clases por semana de tap, voy a tango una vez por semana, aéreo una vez por semana y gimnasia dos veces por semana”. “Ahora estoy pensando en ir dos días a buscar a Emilio al colegio porque me gusta mucho. Pero si lo hago, me sentiría medio como un haragán que no estoy trabajando”, agregó entre risas.
“Los de mi generación no nos dedicábamos a los chicos, era tarea de la mamá. Con Emilio cambié un pañal por primera vez en mi vida. Era una decisión que habíamos tomado. Estábamos enamorados y queríamos formar una familia. Ahora entiendo más las críticas, porque sé la responsabilidad enorme que tengo”, reflexionó como papá de un niño de cuatro años.
“Emilio es un chico que no va a tener papá todo el tiempo que tienen sus compañeritos. Hago todo lo posible para estar, pero disfruto cada día y vivo el presente. Lo que le fui transmitiendo a la gente es lo que yo iba incorporando: cuidar la alimentación, hacer actividad física, manejar el estrés, no fumar, no abusar del alcohol. Todo eso lo aplico en mi vida. Una molestia es una señal, hay que escuchar al cuerpo. Si vos no estás, no podés hacer nada de lo demás”, dijo.
«Cuando me dice ‘Papá, ¿me acompañás al baño?’, me derrito. Hago cosas con él que hace 60 años no hacía. Y cada día aprendo algo nuevo. Si pudiera tomar un mate con el Alberto de hace años, le diría lo que me decía mi papá: descansá un poco más, disfrutá más. Hoy disfruto aprendiendo, estudiando y compartiendo. Ese es mi motor”, cerró Alberto Cormillot.

