Mario Pergolini es uno de los personajes estrellas de El Trece. Hace un tiempo, el conductor revelaba que la televisión en formato tradicional estaba muerta. Sin embargo, hace unos meses comenzó un nuevo programa en una de las señales más vistas del país y la está rompiendo, tanto es así que hasta ya se habla de una millonaria renovación para que continúe el año que viene.
En este contexto, Mario Pergolini condujo una nueva emisión de Otro Día Perdido este lunes. En esta ocasión, su invitado fue Facundo Arana. Como era de esperarse, hablaron de todo un poco. El éxito de Arana en Chiquititas no pasó desapercibido y fue uno de los temas que trataron al aire.
Fue en ese momento cuando el conductor hizo una confesión que paralizó a la teleaudiencia. Primero, Pergolini comenzó contextualizando la situación. “Era una época en donde le pegábamos mucho a Cris Morena”, reconoció. Esta declaración fue asentida totalmente por el invitado. “Mucho, mucho. Yo lo recuerdo”, advirtió Facundo entre broma y realidad sobre las críticas recibidas en aquel momento.
Mario Pergolini siguió con su relato y confesó que su hijo no estuvo exento al furor de la producción. Cuando Chiquititas comenzó a presentarse en el teatro, el hijo de Pergolini quería ir. “Me dice ‘yo quiero ir’. Me van a cagar a trompadas, pero cómo le explico eso al pibe. Dije, okey yo te llevo”, comentó.
Sintió el rigor
Luego, Mario Pergolini detalló que le dieron una ubicación un tanto incómoda. “Fila 6 al medio”, acotó Arana entre risas. El conductor aún lo recuerda, y es que no fue para nada cómoda la situación. “Faltaba que me pongan dos reflectores apuntándome”, bromeó Pergolini, asegurando que sentía el rigor hasta de los propios actores que le dirigían una mirada seria mientras actuaban.
“Una hora y media estuve así”, señaló Mario Pergolini. Hoy ya es una anécdota y por eso el actor le reconoció la valentía. “Hay que destacar que dejaste todo de lado y dijiste ‘acá estoy, como padre’”, destacó Arana. Sin embargo, Pergolini siempre recordará cómo la pasó aquel día. “Sentí la hostilidad desde que entré”, concluyó.
