Cristina Pérez atraviesa un momento de profunda transformación en su vida personal y profesional. Después de más de treinta años de carrera en los medios, vuelve a la televisión con un proyecto que la conecta con sus raíces y con la historia de cada invitado. Para la periodista, este regreso representa una oportunidad especial para reconectar con aquella niña tucumana que soñaba con comunicar.
Desde su infancia, Cristina Pérez sintió que el periodismo era su destino. Jugaba a conducir noticieros con un cepillo como micrófono y copiaba la forma en que los periodistas de la época contaban el mundo. Ese impulso inicial nunca se apagó y, con el tiempo, se convirtió en una vocación que moldeó su vida desde pequeña hasta ahora. Hoy reconoce que su fortaleza siempre estuvo en la disciplina y en la pasión por su trabajo. “Siempre fui liberal en todas las dimensiones”.
En este presente más introspectivo, la conductora asegura que aprendió a convivir con la exposición sin dejar que esa presión la desvíe de su esencia. Además, defiende sus ideas con firmeza y no oculta sus convicciones, incluso cuando eso genera controversia. Para ella, la autenticidad no se negocia y es la única forma de sostener una carrera larga sin perder la identidad. “A los 7 ya jugaba con el cepillo de brushing como si fuera un micrófono, y para mí siempre va a ser que estoy cumpliendo mi sueño de la infancia”.
Cristina Pérez también habla de la importancia de elegir qué energías se permiten cerca. Con el tiempo entendió que los prejuicios, las críticas y la negatividad ajena no deben definir el camino de nadie. Por eso se rodea de afectos genuinos y procura evitar lo que la desenfoca. Asegura que ese aprendizaje fue clave para sentirse libre en todos los planos de su vida.
En lo personal, vive una etapa de plenitud junto a Luis Petri. La pareja decidió casarse en una ceremonia íntima y sin grandes anuncios, una elección que refleja su búsqueda de privacidad y autenticidad. En tanto, Cristina afirma que nunca siguió mandatos sociales y que el “sí” llegó cuando realmente lo sintió, sin presión ni expectativas externas.
Ahora bien, sobre su paso a Telefe con el nuevo programa Camino a Casa, expresó lo siguiente para GENTE: “La verdad, este proyecto es puro amor. Y aparte es transformador porque todas las personas invitadas a Camino a casa sintieron que se cerró un círculo, que se sanó una herida, que se regresó a momentos fundamentales”.
Hoy se siente en un punto de equilibrio, combinando la madurez emocional con la pasión intacta por comunicar. Este nuevo ciclo, tanto en la pantalla como en su vida privada, la encuentra más segura, más genuina y con una mirada renovada. Y aunque cambien los escenarios, su mensaje sigue siendo el mismo: vivir desde la libertad, elegir sin miedo y volver a los orígenes para entender quién se es de verdad.
