Sofía Gonet se convirtió en una de las influencers más comentadas de los últimos tiempos gracias a su contenido repleto de viajes, carteras de diseñador y escenas de lujo cotidiano. Pero su paso por el programa de Diego Leuco, Antes que Nadie (Luzu TV), dejó al descubierto un costado totalmente inesperado: lejos de la vida millonaria que muchos imaginan, la joven decidió reírse de sí misma y exhibir su economía real que dista bastante del glamour que muestra en redes.
Qué dijo Sofía Gonet sobre su situación económica
“Todo el mundo piensa que soy millonaria y no lo soy. Solo soy irresponsable”, lanzó de entrada, generando carcajadas en todo el estudio. Para demostrarlo, abrió su aplicación del banco en vivo. “Tengo cuatro mil pesos”, dijo entre risas mientras mostraba la pantalla. Y no solo eso: también reveló que estaba endeudada. “Debo, me van a cobrar un crédito”, agregó sin filtro. Cuando Diego Leuco quiso saber cómo había adquirido la deuda, su respuesta fue todavía más desconcertante: “No sé, yo hago esas cosas… necesito más clases”.
El humor siguió escalando cuando Leuco imaginó a Gonet en su vejez: “Te veo a los 70, toda vieja coqueta en el Duhau, llena de perlas”. La Reini, lejos de evitar el chiste, lo amplificó: “Sí, maquillada criticando gente… voy a ser malísima. Vieja, rica y maltratadora”. El panel estalló y ella aceptó el apodo como si fuera un título de nobleza: “Es un alias incluso”. “Te transfiero a ‘Reina’… ¿y el alias? Vieja, rica, maltratadora”, propuso Leuco. Y ella remató: “Es mi sueño”.
La escena dejó expuesto lo que muchos sospechaban: la brecha entre el personaje online y la realidad cotidiana. El feed muestra lujo; la cuenta muestra cuatro mil pesos, deudas y mucho humor para sobrevivir al contraste.
Días antes de comprometerse a grabar MasterChef Celebrity (Telefe), Gonet había compartido su viaje a Egipto, otro capítulo que consolidó su estilo entre lo aspiracional y lo descontracturado. Desde camellos frente a las pirámides hasta su ingreso claustrofóbico a la Gran Pirámide, la influencer registró todo con espontaneidad. “Fue una de las experiencias más épicas que viví”, contó.
