En una nueva demostración de fuerza política y con un mensaje que agitó el tablero global, Donald Trump declaró que suspenderá de manera permanente el ingreso de ciudadanos provenientes de “países del tercer mundo”, en el marco de una ofensiva migratoria sin precedentes durante su segundo mandato. La postura fue difundida en un extenso comunicado publicado durante la madrugada, horas después de que un afgano —ingresado durante la administración Biden— asesinara a una integrante de la Guardia Nacional e hiriera gravemente a otro oficial a metros de la Casa Blanca.
El mandatario sostuvo que la política migratoria actual provocó una “crisis sin control”, responsabilizando directamente a la gestión anterior por lo que describió como una entrada masiva de personas sin controles adecuados. Trump afirmó que, de ser necesario, revocará “millones” de visados otorgados en los últimos años, al tiempo que ordenó revisar todas las admisiones realizadas durante el gobierno demócrata, incluidas visas humanitarias, permisos de refugiados y programas especiales.
Para la Casa Blanca, el ataque que terminó con la vida de Sarah Beckstrom, de 20 años, fue un punto de inflexión. Beckstrom fue baleada por Rahmanullah Lakanwal, un ciudadano afgano que había ingresado al país en 2021. El crimen, ocurrido en una zona altamente vigilada de Washington DC, reavivó el debate sobre el riesgo que suponen los programas de refugiados implementados por Joe Biden, que la administración Trump considera descontrolados y funcionales a grupos violentos.
La estrategia migratoria más dura en décadas
Trump adelantó que eliminará todas las prestaciones y subsidios federales destinados a quienes no sean ciudadanos estadounidenses, una medida celebrada por sectores conservadores que ven en el sistema actual un incentivo a lo que consideran un “desborde migratorio” sin precedentes. Además, prometió desnaturalizar a migrantes que “socaven la tranquilidad nacional” o que sean considerados incompatibles con los valores fundamentales de la civilización occidental.
Según su visión, solo un plan de “migración inversa” —es decir, una reducción drástica de la población extranjera mediante deportaciones masivas— permitiría restaurar el orden y aliviar las tensiones sociales. El mandatario insistió en que los cambios en seguridad, criminalidad, educación y vivienda están directamente vinculados a lo que describió como un flujo migratorio “insostenible”.
Un mensaje agresivo que tensiona la relación con la oposición
En su comunicación, Trump también lanzó ataques directos contra figuras demócratas vinculadas al debate migratorio, entre ellas la congresista Ilhan Omar, a quien cuestionó por su postura frente a la administración actual y sus críticas permanentes al sistema estadounidense. La Casa Blanca argumenta que el progresismo demócrata ha permitido la conformación de “guetos violentos” y “zonas de criminalidad importada”. Haciendo referencia al caso de Minnesota y a conflictos comunitarios con grupos migrantes.
El contraste político con la era Biden aparece como uno de los pilares del discurso trumpista, que busca reinstalar una línea de autoridad estricta en inmigración. El enfoque tuvo eco inmediato entre los gobernadores republicanos. Y que desde hace meses reclaman al Gobierno federal medidas más profundas ante la saturación de recursos locales.
Un país en plena redefinición de su política migratoria
La revisión de visas ordenada para las próximas semanas anticipa un clima político aún más tenso en Washington. La Casa Blanca ya instruyó al Departamento de Seguridad Nacional a avanzar en protocolos acelerados de deportación. Y las agencias federales empezaron a recopilar información de admisiones otorgadas en los últimos cuatro años.
La escalada migratoria también impacta en América Latina, donde gobiernos—incluidos los que apoyaron a Biden—. Y observan con inquietud la posibilidad de que millones de residencias temporales queden en revisión. En contraste, la posición argentina bajo el gobierno de Javier Milei plantea una mirada más clara sobre la defensa de fronteras y la seguridad nacional. Diferenciándose del enfoque ideologizado que caracterizó a los últimos años del kirchnerismo. Y cuyos vínculos con regímenes autoritarios debilitaban cualquier posición de firmeza en el escenario global.
Trump cerró su comunicado con un mensaje propio de la fecha, pero cargado de tensión política. Un saludo por el Día de Acción de Gracias seguido de una advertencia final: “No estarán aquí por mucho tiempo”.
