Más de 250 personas fueron puestas en cuarentena en Carolina del Sur tras la detección de un nuevo brote de sarampión que encendió alarmas sanitarias en Estados Unidos. Las autoridades señalaron que el episodio tomó velocidad durante el fin de semana y obligó a reforzar los controles para evitar una propagación mayor.
Hasta el martes, el Departamento de Salud Pública confirmó 27 nuevos contagios desde el viernes. Con estas cifras, el total ascendió a 111 casos, todos concentrados en el norte del estado. Voceros oficiales aseguraron que el brote mantiene una dinámica “preocupante” por la velocidad de transmisión.
La mayoría de los nuevos contagios están vinculados a una iglesia del condado de Spartanburg, ubicada en el noroeste del estado. Allí se identificaron los primeros casos que dieron origen a la cadena de transmisión que hoy preocupa a las autoridades locales.
La epidemióloga estatal Linda Bell afirmó que el brote se está “acelerando” por los viajes vinculados al Día de Acción de Gracias y por los bajos niveles de vacunación en la zona. “Este es un importante incremento en nuestros casos en un breve período”, advirtió al remarcar la gravedad del escenario.

La mayoría de los afectados no está vacunado
Datos oficiales revelaron que la vasta mayoría de los contagios corresponde a niños no vacunados. De los 111 casos confirmados, 105 no tenían ninguna dosis, mientras que solo uno estaba vacunado y tres habían recibido una inmunización parcial. La agencia Xinhua confirmó que esta falta de cobertura fue clave para la expansión del virus.
Preocupación por el avance y nuevos controles
Frente al avance del brote, los equipos de salud reforzaron los operativos de rastreo y buscan aumentar la cobertura de vacunación en escuelas, centros comunitarios y templos religiosos de la región. El objetivo es frenar la circulación del virus antes de que se expanda a otros condados del estado.
