El ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, cuestionó con dureza a la Asociación de Viñateros de Mendoza por recurrir a la Justicia para frenar una medida del Gobierno de Javier Milei, al acusarlos de defender intereses corporativos y prácticas anticompetitivas.
La polémica se desató tras una presentación judicial para restablecer la obligatoriedad del Certificado de Ingreso de Uva (CIU), un trámite que el Ejecutivo volvió opcional como parte de su política de desregulación económica.
La comparación con la AFA y la denuncia por intereses corporativos
En un extenso mensaje publicado en la red social X, Sturzenegger comparó el accionar de los viñateros con la resistencia de la AFA, presidida por Claudio “Chiqui” Tapia, al intento de permitir que los clubes opten por convertirse en sociedades anónimas.
Según el funcionario, en ambos casos se buscó impedir la libertad de elección recurriendo a la Justicia. “No querían que otros pudieran elegir”, sostuvo, al denunciar la existencia de estructuras que buscan conservar privilegios mediante la regulación.
El ministro remarcó que, una vez que el CIU dejó de ser obligatorio, el 45% de los productores decidió no utilizarlo, lo que —según explicó— confirmó que se trataba de una carga burocrática innecesaria.
“Pegarle al chancho”: control del mercado y tasas encubiertas
Sturzenegger planteó dos hipótesis sobre el trasfondo del reclamo judicial. La primera, que el CIU funcionaba como una herramienta para concentrar información clave del mercado. Y facilitando posibles mecanismos de cartelización en la comercialización de la uva.
La segunda, sostuvo, es que el certificado permitía sostener el cobro de una tasa privada vinculada a la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar). Y cuyo mandato —según indicó— se encuentra vencido. “Sin el CIU se les dificulta el cobro. Ahí aparece el verdadero interés”, deslizó.
“Hay que pegarle al chancho para que aparezca el dueño”, lanzó el ministro, al denunciar que detrás del reclamo judicial se esconden intereses de unas pocas corporaciones.
Para cerrar, defendió la agenda del presidente Javier Milei y afirmó que “la regulación, en general, es mala, un lobo con piel de cordero”. Y al tiempo que pidió que la Justicia se ponga “del lado de la producción y la libertad”.
