Semanas atrás, Grego Rosselló volvió al centro de la escena luego de que se viralizara un video suyo a los besos con Paloma Silberberg, exnovia del futbolista Nico González. Lo que empezó como un clip en un boliche terminó en rumores, posteos cruzados y finalmente en la confirmación de que entre ellos había algo más. Ahora, en una charla relajada con Nacho Elizalde, el humorista decidió contar cómo inició realmente este vínculo y dio detalles jugosos que nadie esperaba.
Qué dijo Grego Rosselló sobre su romance
“Nos conocimos en los premios Ídolo”, recordó Grego sobre la gala del 1° de noviembre en el Tattersall de San Isidro, donde ofició de conductor. Con humor, admitió que la primera impresión ayudó: “Siempre está bueno que te conozca una chica cuando estás de traje, maquillado y conduciendo unos premios”. Sin embargo, nada hacía pensar que ese encuentro casual derivaría en un mensaje que él mismo calificó como “imposible”.
Según relató, fue una amiga en común quien puso en marcha todo. “Terminan los premios y veo pasar un rubión espectacular con una amiga mía. Pero no la conocía a ella”, explicó. Minutos después, su teléfono explotó con una notificación que lo dejó perplejo: “Mi amiga me manda una foto de Paloma y me pone: ‘mi amiga te quiere conocer’. No lo podía creer”. De hecho, confesó que ni siquiera supo cómo reaccionar: “Creo que no le respondí porque no sabía qué hacer. Que una diosa así me escriba no me pasa todos los días”.
La primera salida se dio en un boliche porteño, donde se grabó el famoso video. Grego no se escondió: “Yo no soy bajo perfil, me subo a los sillones en el boliche. Ella es igual. Hicimos un quilombo divertido”. Esa noche, después del beso que recorrió las redes, cada uno se fue con su grupo, pero la chispa ya estaba encendida.
Al día siguiente, él decidió tomar la iniciativa: “Le dije que la quería volver a ver. Ese finde viajaba de sorpresa a Rosario a ver a mi hermano y la invité”. Paloma dijo que sí, y así, sin demasiada planificación, compartieron un viaje de varias horas siendo prácticamente desconocidos. Para Grego, esa aventura aceleró la confianza. “A la ida estaba tenso, no le quería hacer la pregunta equivocada”, contó. Pero la vuelta marcó un antes y un después cuando él le pidió que pagara el peaje y ella respondió: “Rata inmunda, pagá un peaje”. Ese humor compartido, según él, fue la señal definitiva: “Porque me reí, me divertí”.
