Javier Milei decidió avanzar de manera frontal contra el presidente de la AFA, Claudio Chiqui Tapia, en medio de un escenario deportivo y político convulsionado. Según reveló Luis Majul en La Nación+, el mandatario mantuvo una comunicación directa con el titular de la FIFA, Gianni Infantino, para transmitirle su postura y marcar distancia frente a las “irregularidades” que adjudica a la conducción del fútbol argentino. En ese sentido, la tensión crece mientras el Gobierno ajusta su estrategia y analiza cómo avanzar sin afectar la participación de la Selección en el Mundial 2026.
El intercambio entre Milei e Infantino se produjo antes de que el Presidente anunciara que no viajaría a Estados Unidos para la apertura del torneo. De esa manera, buscó dejar en claro que su ausencia respondía a razones éticas y políticas. Según Majul, Milei habló de un “disparate autoritario” de la AFA y garantizó que cualquier medida futura se tomará “sin apartarse ni un milímetro del reglamento de la FIFA”.
La relación entre el Gobierno y Tapia atraviesa su punto más crítico. En ese marco, Milei considera que la conducción del fútbol local “se sobregiró”, influenciada según él por motivaciones políticas y por vínculos con sectores que el oficialismo identifica con el kirchnerismo. La interna se profundiza mientras crecen las quejas de los hinchas por los fallos arbitrales recientes y el polémico desenlace del campeonato.
A esto se suma el escenario internacional. Una nota del New York Times cuestionó duramente a Tapia y agregó presión sobre la AFA. En paralelo, los vínculos entre Milei e Infantino se mantienen fluidos. De hecho, meses atrás el Presidente ya había intervenido para evitar que Israel quedara excluido de las competencias internacionales.
Un Gobierno prudente antes del Mundial
Pese a la tensión, el Gobierno decidió no avanzar de manera directa contra la AFA antes de la Copa del Mundo. Según Majul, la administración libertaria busca “blindar” la estabilidad institucional del fútbol argentino para evitar riesgos en la participación de la Selección. Bajo ese marco, no impulsará por ahora las sociedades anónimas deportivas ni presionará judicialmente contra Tapia o el tesorero de la AFA, Pablo Toviggino.
Además, la Inspección General de Justicia (IGJ) investigará la situación societaria del organismo, pero sin transformarse, según el oficialismo, en un instrumento de presión. De esa manera, Milei intenta evitar cualquier conflicto que pueda escalar en la órbita internacional.
El malestar social también juega su papel. Los cuestionamientos a Tapia se multiplicaron en las redes y en los estadios. Incluso artistas como Andrés Calamaro advirtieron sobre los insultos al presidente de la AFA durante sus recitales. En ese sentido, el clima en torno al dirigente se volvió más hostil tras la sanción que afectó a Estudiantes de La Plata y por la filtración de audios que reavivaron viejas polémicas vinculadas a la conducción del fútbol argentino.
El Presidente y su mesa chica observan estos movimientos con atención. Según Majul, Milei considera que “Tapia y Toviggino caerán por su propio peso” y que la coyuntura política acelerará ese proceso. En ese marco, comparó la estrategia del Gobierno con la histórica pelea entre Muhammad Ali y George Foreman: resistir, cansar al rival y golpear cuando se debilite.
Entre la política y los próximos pasos
Mientras tanto, el oficialismo concentra sus esfuerzos en el Congreso. Milei trabaja para asegurar la aprobación del Presupuesto 2026, la reforma laboral, los cambios tributarios y la actualización del Código Penal. En paralelo, monitorea una posible reconfiguración parlamentaria que podría darle a La Libertad Avanza la primera minoría en la Cámara de Diputados.
