Catherine Fulop sorprendió a Mario Pergolini en su programa Otro Día Perdido al revelar, con total sinceridad, cuál es la principal diferencia que existe entre él y su pareja, Osvaldo “Ova” Sabatini. Durante una charla muy amena, la actriz venezolana habló del vínculo que mantiene con su marido desde hace décadas y dejó una reflexión que llamó la atención por su honestidad.
En medio de la conversación, Catherine Fulop explicó que, si bien comparten valores y una forma similar de encarar la vida, hay un rasgo puntual que los distingue con claridad. Según contó, ella es mucho más expresiva y frontal, mientras que Ova suele ser más reservado y cuidadoso con lo que dice y siente.
La actriz remarcó que esa diferencia, lejos de generar conflictos, fue clave para el equilibrio de la pareja. Incluso señaló que con el paso del tiempo aprendieron a complementarse y a respetar los tiempos y las formas del otro, algo fundamental para sostener una relación tan larga.
En este sentido, Mario Pergolini escuchó atento la explicación y no ocultó su sorpresa ante la claridad con la que Cathy describió la dinámica del matrimonio. El intercambio se dio en un clima relajado, con momentos de humor y complicidad, lo que permitió que la actriz se explayara sin filtros.
Fulop también destacó la admiración que siente por Ova y el compañerismo que construyeron a lo largo de los años, atravesando distintas etapas personales y profesionales. Para ella, la clave siempre fue el diálogo y la aceptación de las diferencias.
Además, durante la entrevista recordó cuando conoció a Ova en 1993 mientras grababan la novela “Déjate Querer”: “Yo era como la venezolanita perdida en la Argentina, pintada como una puerta, con un vestido floreado, divina. Y aquí las argentinas estaban todas de negro, de gris, de celeste, superdesmaquilladas, con rulos, divinas. Yo sentí que estaba en otro planeta”.
Con sus declaraciones, Cathy Fulop volvió a mostrarse auténtica y cercana, y dejó en claro que no existe una fórmula única para el amor, sino acuerdos que se construyen día a día, incluso cuando las personalidades son distintas.
