El ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, sostuvo que el proceso de desregulación que impulsa el Gobierno de Javier Milei no debe entenderse únicamente como un conjunto de normas, sino como un cambio cultural profundo. A raíz de esto, señaló que La Libertad Avanza está realizando una «reconstrucción moral» entre el Estado, la sociedad y la libertad.
El dirigente planteó que la Argentina quedó atrapada durante años en un entramado normativo excesivo que no estaba orientado a promover el crecimiento, sino que funcionaba como un mecanismo de control permanente. «Parecía diseñado no para ayudar, sino para vigilar, frenar y domesticar la energía creativa del país», expresó Federico Stuzenegger, al describir un sistema burocrático que terminó naturalizando prácticas absurdas y trabas innecesarias.
Las dos batallas de Federico Stuzenegger
Desde su perspectiva, el proceso actual enfrenta dos batallas simultáneas: una normativa y otra cultural. Sin embargo, remarcó que la segunda es la decisiva. «La verdadera batalla no es normativa, es cultural«, afirmó según NA, y advirtió que ningún cambio estructural puede sostenerse en el tiempo si no va acompañado de una transformación en la forma de pensar de la sociedad.
En ese marco, Federico Sturzenegger rechazó la idea de que desregular implique actuar de manera caprichosa o irresponsable. «Desregular no fue remover controles caprichosamente. Fue sacarle el lastre a un país que había olvidado cómo correr», sostuvo, y remarcó que el objetivo central es devolverle dinamismo a una economía y a una sociedad que se acostumbraron al estancamiento.
Sus consecuencias
Por último, Federico Sturzenegger abordó el impacto subjetivo de este proceso y reconoció que la libertad no es un camino exento de tensiones. «La libertad incomoda. La autonomía genera vértigo cuando uno vivió años apoyado en un andamiaje artificial», afirmó, al explicar que liberar a la sociedad implica romper con una lógica de dependencia construida a lo largo del tiempo.
En esa línea, insistió en que la transformación del Estado no debe confundirse con un mero ajuste: «La transformación del Estado no es un recorte: es una reconstrucción moral. Desregular no es abrir la puerta al caos; es cerrar la puerta a la arbitrariedad».
