La expectativa crece y el malestar también. La CGT aguarda la presentación del proyecto de reforma laboral del Gobierno para definir su postura, mientras trabaja en una propuesta propia centrada en el empleo joven. Según fuentes gremiales consultadas por TN, la conducción no fijará una posición antes de conocer la letra chica y el impacto político del paquete oficial.
La reforma laboral volvió al centro de la escena y la CGT eligió frenar cualquier definición hasta conocer el texto que enviará el Gobierno al Congreso. En su sede de Azopardo, la conducción sostuvo que solo con el proyecto oficial sobre la mesa fijará postura y convocará al Consejo Directivo. La cautela marcó la semana y abrió un compás de espera que tensó la relación con la Casa Rosada.
Primer eje: reforma laboral y estrategia gremial
En la central obrera señalaron que el clima interno es delicado. El anuncio del Gobierno sumó expectativa, pero también alimentó el malestar por la falta de información concreta. Por eso, la conducción decidió activar una pausa estratégica. El objetivo es ordenar el frente interno y evitar pronunciamientos anticipados que puedan condicionar la negociación futura sobre la reforma laboral.
La CGT también mantuvo contactos políticos para medir apoyos y resistencias. La mesa chica buscó recomponer vínculos con sectores que serán claves cuando comience el debate parlamentario. La idea es llegar al Congreso con un mapa claro del escenario político, en un momento de fragmentación y negociaciones cruzadas.
El martes aparece como el punto de partida. Ese día, según anunció el Gobierno, ingresará el proyecto de modernización laboral. Voceros de la CGT confirmaron a TN que aguardan esa instancia para convocar al Consejo Directivo y definir los pasos a seguir. Recién después de conocer la propuesta oficial avanzarán con un posicionamiento público.
Segundo eje: empleo joven y propuesta alternativa
Mientras espera la iniciativa oficial, la CGT aceleró una propuesta propia: un esquema laboral pensado para menores de 30 años. La idea se centra en un régimen especial de primer empleo con nuevas reglas para facilitar la contratación, sin modificar las protecciones de quienes ya están registrados. Según la conducción, el plan permitiría reducir la informalidad y abrir un espacio intermedio para los nuevos ingresos.
El Gobierno recibió la propuesta de manera moderada. Funcionarios con diálogo sindical interpretaron que el esquema podría complementar la reforma laboral sin alterar de manera abrupta el régimen vigente. Ese intercambio abrió una ventana para una posible negociación, aunque en la CGT admiten que el Ejecutivo mantiene la iniciativa política y que el margen de acuerdo dependerá del contenido final del proyecto.
En paralelo, la central sindical organizó encuentros con gobernadores, diputados y referentes empresariales. Buscó medir el impacto de la modernización laboral y ordenar posiciones internas ante una discusión que promete ser intensa. El debate con Sergio Massa reforzó esa línea. El exministro planteó la necesidad de una reforma moderna y advirtió sobre los desafíos que impondrán la automatización y la inteligencia artificial en el empleo joven.
La CGT sabe que el margen entre acuerdo y conflicto es reducido. Por eso sostiene la prudencia pública hasta conocer el proyecto oficial. El martes, con el texto en mano, comenzará una nueva etapa. La central apuesta a llegar al Congreso con una estrategia unificada para enfrentar una discusión que definirá el futuro del mercado laboral.
