Desde hace unas semanas, en las redes sociales trascendió un pedido de oración para el exsenador nacional Esteban Bullrich a raíz de una supuesta desmejora en su estado de salud. En tanto, durante el sábado, circuló que había fallecido. Ante ello, el exministro de Educación de la Nación, que padece esclerosis lateral amiotrófica (ELA), rompió el silencio y desmintió los falsos rumores.
Bullrich volvió a la actividad en su cuenta oficial de Instagram, en donde publicó una foto de él junto a su esposa, con una remera con la inscripción “Me define mi actitud, no la ELA”. Asimismo, incluyó un mensaje en el que expresó que Dios aún “no ha terminado su obra” en él. “A pesar de los rumores, Dios no ha terminado su obra conmigo”, fue el mensaje del exlegislador para disipar las versiones, con el hashtag “#lavidaeshoy”.
Su renuncia al Senado
Bullrich dejó su banca en el Senado el 9 de diciembre pasado, cuando fue despedido de forma emotiva por sus colegas, tras renunciar debido a la ELA que lo aqueja. Ese día, el exfuncionario se emocionó hasta las lágrimas cuando arribó al recinto para asistir a la jura de los legisladores electos y a la sesión posterior y un grupo de gente lo recibió con aplausos y mensajes de aliento.
“Quisiera no tener que escribirte este mensaje pero la realidad me dice que tengo que renunciar a mí banca de senador. Para dedicarme a mi familia y la ELA, la mía y la de todos los que la sufren”, señaló Bullrich en un mensaje que les envió a sus pares el pasado 7 de diciembre. “El Senado que viene no puede depender de que yo tenga un buen día. Va a ser muy finito”, sostuvo, a la vez que remarcó que dejará la Cámara alta pero “no la política y mucho menos el sueño de dejarle un mejor país” a sus hijos.
Asimismo, Bullrich, quien asumiera como senador en 2017 tras vencer en las elecciones legislativas a la lista que encabezaba la actual vicepresidenta Cristina Kirchner, anticipó la exigencia que iba a haber en el trabajo parlamentario a partir del 10 de diciembre, cuando el oficialismo dejaría de tener mayoría propia en ambas cámaras, mientras que la oposición aumentaría su presencia, lo que derivará en discusiones y negociaciones más complejas.
¿Qué es la ELA?
La ELA es una enfermedad neurodegenerativa que consiste en una dolencia degenerativa infrecuente y progresiva, que se caracteriza por la pérdida gradual de neuronas motoras en el cerebro y la médula espinal y que aún no tiene cura. Fue descubierta en 1874 por el francés Jean-Martin Charcot, el primero en describir los síntomas como Enfermedad de la Neurona Motora (ENM).
Según la Asociación ELA Argentina, afecta “a adultos de cualquier edad, pero la mayoría de los diagnosticados con la enfermedad tienen más de 40 años, con la mayor incidencia entre los 50 y los 70 años”. También se enferman dos hombres por cada mujer, aunque a partir de los 70 años no hay diferencias por sexo. Se estima que cada año aproximadamente 2 personas de cada 100.000 desarrollan esta dolencia.
Uno de los mayores problemas es que su diagnóstico es difícil. “Los síntomas tempranos pueden ser bastante leves, tales como torpeza, debilidad moderada o habla ligeramente desarticulada, los cuales pueden haber sido atribuidos a una variedad de causas diferentes. Pueden suceder antes de que la persona sienta necesario ir a ver a un médico”, explica la misma entidad.
Actualmente, se define a la ELA como un grupo de dolencias relacionadas que atacan las neuronas motoras que se encuentran en el cerebro y la médula espinal. Estas células son las que controlan el funcionamiento de los músculos y por eso los “principales síntomas son la pérdida de fuerza en los brazos y las piernas o la incapacidad para mantener el cuello erguido. En etapas más avanzadas, presenta problemas en la articulación de palabras, la deglución y la respiración”, acorde a lo descripto por el Instituto Fleni.
En tanto, desde la Asociación ELA Argentina señalan que “si bien no existe actualmente una cura para la ELA, los síntomas pueden ser manejados para mejorar la calidad de vida”. No obstante, uno de los mayores desafíos es la atención de los pacientes ya que requieren no sólo la asistencia de un neurólogo sino de especialistas que van desde la kinesiología y la nutrición hasta la foniatría o la terapia ocupacional.