La orden del presidente ruso Vladimir Putin de invadir Ucrania impulsó múltiples lecturas respecto a la intención del Kremlin sobre el gobierno ucraniano. Tras los primeros movimientos del Ejército de Rusia, los analistas internacionales subrayaron que el mandatario ruso prevé instaurar un gobierno como el de Bielorrusia que sea prosoviético.
El analista geopolítico Adriano Bosoni sostiene que el escenario ideal para Moscú sería lograr que Ucrania siga el ejemplo de Bielorrusia. «Es prácticamente un estado títere, totalmente dependiente de Rusia, con [Alexander] Lukashenko como dictador perpetuo«, enfatizó el experto sobre el presidente bielorruso que está instaurado en el poder desde 1994.
Si bien se lee como la principal intención de Putin, otros analistas como Gerard Toal consideran que la maniobra de imponer un nuevo gobierno «amistoso» es «muy arriesgada» por lo que es muy difícil que Rusia tenga éxito por esa ruta. «La violencia polariza la situación y la hace muy tóxica por lo que cualquier gobierno distinto al actual en Ucrania va a ser visto como una capitulación ante Rusia, como un títere de Rusia, por lo que creo que una mayoría de la población se movilizará en su contra y no veo cómo podría tener éxito», argumentó .
Los estudios de opinión pública en Ucrania que datan de los últimos años dan cuenta de que alrededor del 73% de los encuestados dijeron no tener confianza en Vladimir Putin, explicaron ambos expertos a la CNN. En tanto,el resto se dividía entre gente que no quería responder y una parte de personas que sí confiaban aunque fuera un poco en el mandatario ruso. Estas últimas hacen referencia a poblaciones que están en regiones separatistas a las que Putin utilizó para justificar el ingreso al país vecino.
Frente a este escenario, Rusia podrá conseguir respaldo dentro de Ucrania de estos últimos grupos pero tendrá resistencia en gran parte del territorio. A su vez, otra complicación que afronta el Kremlin para derrocar el gobierno de Vodoloir Zelensky en Kiev e instaurar uno nuevo que responda a él surge del factor geográfico.
Ucrania es un país que sigue siendo en gran medida rural por lo que es un territorio amplio y hostil para las persecuciones. Sin embargo, el hecho de que las perspectivas de la ocupación y la sustitución del gobierno de Zelensky no luzcan fáciles para Rusia, no significa que Putin se quede sin opciones.
Los lazos entre Putin y el presidente de Bielorrusia, , son cada vez más estrechos desde el primer acercamiento fuerte en 2011 cuando el Estado de la Unión firmado el 8 de diciembre de 1999 entre ambos “se moría”. A partir de allí, la entidad supranacional que comprende ambos Estados y busca una mayor integración política, económica y social comenzó a funcionar con creces.
Uno de los gestos llegó en 2020 durante la crisis de gobierno de Lukashenko, cuando miles de bielorrusos salieron a la calle para exigir la renuncia del mandatario que esta al frente del país hace 26 años. En ese momento, Rusia impulsó una serie de encuentro bilaterales para dar señales de apoyo al mandatario bielorruso. Actualmente continúan los vínculos de cooperación comercial y económica ruso-bielorrusa , al tiempo que ambos países mantienen contactos activos entre las cancillerías
Mientras tanto, los ciudadanos de Bielorrusia que se resisten a Lukashenko y Putin advierten que la intención del mandatario ruso es continuar ejerciendo su poder fuera de tierra soviética. La Premio Nobel de Literatura 2015, Svetlana Alexievich, denunció que «en Minsk cada vez se habla más sobre los posibles planes de Putin para absorber Bielorrusia, lo que le permitiría permanecer en el poder como presidente de un nuevo país (…) más allá de 2024, cuando su mandato final en Rusia termina». Las alarmas ya se encendieron y la palabra final sobre lo que sucederá en Ucrania solo la tiene el tiempo.
