Este jueves se conmemoran 30 años del atentado a la Embajada de Israel. Se realizará un acto de homenaje a las víctimas del ataque y los sobrevivientes. Fueron invitados funcionarios del Gobierno, pero Alberto Fernández comunicó que no irá a la ceremonia. Su ausencia no cayó bien y se suma un problema más a la relación con la comunidad. Anteriormente había tenido algunos inconvenientes.
Hace 30 años, a la 14.45, en la Embajada de Israel, ubicada en la esquina de Arroyo y Suipacha, una camioneta marca Ford chocó contra el inmueble. El vehículo traía consigo explosivos para que, a la hora de estrellarse, explote y ocasione el derrumbamiento del edificio. En el atentado perdieron la vida 29 personas y 242 resultaron heridas, entre ellos israelíes y argentinos.
En conmemoración a quienes murieron en el ataque, se realizará en la Embajada una ceremonia que contará con una delegación que proviene de Israel y personalidades de la política argentina. Por su parte, el Presidente argentino confirmó que no podrá participar del homenaje. En su reemplazo estará Wado de Pedro. Sin embargo, en la comunidad hubieran deseado que el mandatario dé el presente.
Igualmente no es la primera vez que Alberto Fernández tiene un cortociuito con con el país y sus representantes. La relación tirante data desde el 2021. El problema inicial sucedió cuando Argentina pidió que se investigue a Israel por lo que estaba sucediendo con Palestina y que veía «con honda preocupación el uso desproporcionado de las fuerzas israelíes contra los palestinos».
El pedido de Cancillería no tenía en cuenta el ataque que padeció Israel por parte del grupo Hamás. La segunda tensión entre ambos países nació en la asunción de Daniel Ortega en Nicaragua. Allí participó Mohsén Rezai, uno de los mentores del atentado a la AMIA. Desde Argentina no hubo una reacción contundente, por el contrario, el embajador en Mangua, compartió junto al terrorista iraní. A las horas de conocer su presencia, desde Casa Rosada lo repudiaron ligeramente.
