Uno de los principales y más graves problemas que atraviesa Argentina, es la inflación. Este fenómeno hace muchos años viene complicando la vida de la sociedad. Los Gobiernos no pudieron frenar el aumento de los precios y parece que es una materia que quedará pendiente por las crisis que está atravesando el mundo. Sin embargo Alberto Fernández anunció que iniciará una «guerra» contra el problema inflacionario.
Argentina en los últimos 100 años ha tenido alrededor de 62% anual de inflación. Según «Argentina en Datos», el número es sin contar las dos hiperinflaciones que padeció el país después del regreso de la democracia en 1983. Indeclinablemente es la más alta de toda la región. Algunos paìses tiene un dígito de inflación como Paraguay o Colombia.
¿Qué es la inflación? Es la suba constante de los precios, de cualquier rubro. También podría denominarse como la caída del valor de los sueldos. Cada mes y año que pasa, la remuneración laboral sirve para comprar menos cosas. Algunas de las teorías por las que Argentina no puede bajar la inflación es por el gran déficit fiscal que hay por parte de las administraciones que controlan los ingresos y egresos del Estado.
Hace décadas que Argentina no tiene un control en los balances. Desde el 2002 al 2016 los gastos aumentaron del 22% al 41,4% del PBI. El otro problema de tener en rojo las cuentas es que no hay un crecimiento desde el 2011. Es por eso que se crea una estanflación. Crece la inflación y al mismo tiempo se produce un estancamiento en el desarrollo de la nación.
Para sostener los gastos, imprime billetes. El problema de la emisión que no significa que haya un crecimiento industrial o de empleo. La circulación de más plata hace que aumente el consumo. Al principio todo indica que los precios son más accesibles, pero a mayor demanda, mayor aumento del valor. Lo mismo sucede con la devaluación. El peso tiene cada vez menos valor, justamente por la gran disponibilidad que hay.
Al haber grandes cantidades de pesos circulando, pierde valor. Está a la vista en delación con el dólar. En pocos años pasó de $15 a $200. Esto tiene una grave consecuencia para los que compran insumos en el exterior. Inevitablemente el aumento del costo en la fabricación de un producto se traslada a las góndolas. Otro impedimento que tiene Argentina es que no tiene confianza internacional y ningún prestamista está disponible para el país.