La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, aseguró que van a renunciar progresivamente a las entregas rusas de petróleo en un periodo de seis meses. La misma medida se aplicaría a productos derivados del crudo de aquí a fin de año. Sin embargo, esto produjo división en la Unión Europea debido a que existen algunos países con una gran dependencia.
Según Télam, Hungría y República Checa rechazaron hoy la propuesta de la Unión Europea de vetar de forma gradual las importaciones petroleras de Rusia. Ante esto, el bloque quedó fracturado sobre una parte central de lo que sería el sexto paquete de sanciones por la invasión en Ucrania. Al mismo tiempo, las restricciones caerían contra bancos y emisoras estatales del país que lidera Vladimir Putin.
En ese sentido, el ministro de Relaciones Exteriores de Hungría, Peter Szijjarto, explicó que «el proyecto no puede ser aprobado responsablemente en su forma actual». Es que remarcó que «no podemos votar responsablemente por él» porque se vería afectado el suministro en el país. No obstante, reconoció que junto a Eslovaquia obtendrían un año y medio de transición hasta eliminar las importaciones del petróleo ruso pero que «es poco tiempo».
Hungría importa de Rusia el 60% del petróleo y el 85% del gas que usa. De esta manera, se puede vislumbrar el por qué de la negativa ante la propuesta de sanciones por parte de la Unión Europea. En ese sentido, el ministro explicó que «es una cuestión de realidad física, geográfica y de infraestructuras» y no una «falta de voluntad«.
La propuesta de la UE
Desde la Unión Europea lo que están proponiendo es que los 27 países del bloque veten la importación del crudo de Rusia. De esta manera, se busca penalizar a los mayores bancos y emisoras estatales del país que gobierna Vladimir Putin. Se trataría del sexto paquete de sanciones que el conjunto de países emitió contra Rusia por la invasión a Ucrania.
La postura de República Checa
Hungría no fue el único país en rechazar la medida propuesta por la Unión Europea. A ello se sumó República Checa. En ese sentido, el primer ministro, Petr Fiala, dijo que las sanciones «golpean más a los ciudadanos checos que a los propios rusos». Además, agregó que están dispuestos a respaldar la decisión «siempre que se conceda a la República Checa un aplazamiento hasta que aumente la capacidad de los oleoductos».