(Por Juan Carlos Andrada).- Para retener el poder en Catamarca en 2023 el peronismo no solo debe dejar atrás el jalilismo sino convencer a Lucía Corpacci que se ponga al frente de nuevo, pero ella no quiere saber nada. De manera que el FT de Catamarca se encuentra en un gran dilema: el actual gobernador, Raúl Jalil, obsesionado con la reelección pero debe dar un paso al costado para no perder el poder, y la actual senadora tiene que volver a candidatearse, algo que, no quiere.
Los asesores le advierten a Jalil que podría ser el responsable histórico de entregar el poder a la oposición debido a que su figura no garantiza el triunfo del FT sino que por el contrario potencia a la oposición. Pero Jalil también sabe que estar en el Ejecutivo provincial solo por un periodo de 4 años es una suerte de derrota, una excepción que también tiene lectura histórica puesto que lo mínimo y decoroso para su reputación es que complete 8 años.
Significa que la gente no lo quiere y/o que su gestión es pésima.
Es una lucha interna de Raúl puesto que todos saben que Jalil llegó colgado dos veces de la pollera de Corpacci para ser intendente de la Capital y que incluso fue ella quién lo hizo gobernador. El peor escenario era que la actual senadora nacional (elegida en la pasada elección tras renunciar como diputada) fuerce la reelección del Gobernador pero, no ir por un segundo mandato ya es inconcebible. Hay que ser muy malo para no tener un segundo mandato teniendo el sillón y la lapicera.
Lo más grave no es la terquedad del “Turco” para quedarse en el Ejecutivo provincial sino que ahora hay que pedirle -por no decir rogarle- a Corpacci que haga un último esfuerzo y renuncie (otra vez) a su banca de legisladora nacional para que el Peronismo siga gobernando la provincia de Catamarca. El contexto nacional desfavorable electoralmente para el FT hace los resultados más complicados para el peronismo catamarqueño.
El estigma Macri tortura a Jalil. No hay peor cosa que lo comparen con Mauricio. Siempre se dijo que su estilo político empresarial se parecía más al expresidente de la Nación que al peronismo local por lo que le aterra confirmar que solo le alcanzará para un solo periodo. Como Macri, el gobernador Jalil basó su administración en la obra pública pero falló en la construcción política a pesar de que se trata de –supuestamente- grandes transformaciones.
El FT debe evitar el voto castigo que provoca la gestión Jalil, un contraste fuerte con los slogans esperanzadores que promovía el oficialismo en elecciones pasadas: “que sigan los sueños”. El PJ Catamarca y socios deben evitar que Gobernador arrastre al peronismo a la derrota y procurar que Corpacci atienda a la victoria del partido antes que a su salud, edad, intereses particulares y familiares. La opción podría ser el salto obligado de la intendencia de la capital al PEP, de Gustavo Saadi, familiar, exfuncionario de Lucía y dirigente corpaccista.
En síntesis, sin Corpacci, el peronismo podría perder incluso frente a un candidato fresco y sin trayectoria. Simplemente la gente votaría a la oposición cansada de los negocios de la familia de Gobernador con el Estado, la política absolutista de Raúl y con gran parte de la sociedad empobrecida por las estafas financieras. Porque “alguien” (léase el Gobierno o Jalil) será responsable de los perjuicios económicos de miles de catamarqueños que no ven las horas de sacarse la bronca en las urnas.