Este viernes, las fuerzas de Ucrania aseguraron que las tropas de Rusia que intentan tomar la región oriental de Lugansk se han retirado de algunas zonas, mientras continúa una «lucha feroz» en la ciudad de Severodonetsk, -enclave estratégico para las intenciones de los rusos de apoderarse del Donbass- y cuando la falta de municiones de artillería se hace patente en el lado ucraniano.
Sergei Gaidai, gobernador de Lugansk, manifestó que «los rusos han retirado a las tropas buriatas (una minoría étnica rusa) que les quedaban en Severodonetsk porque son significativamente más débiles que las tropas ucranianas». Graficó que los buriatos «están cayendo como moscas, porque no pueden resistir la lucha con los defensores ucranianos», según replicó Télam.
«Estamos agotando al enemigo», agregó. El funcionario añadió que los rusos también disparan incesantemente contra Lisichansk, cerca de Severodonetsk, donde usan bombas capaces de destruir el hormigón y advirtió que los residentes están en peligro extremo, incluso en los refugios.
El subjefe de la Dirección General de Inteligencia del Ministerio de Defensa, Vadim Skibitski, señaló que el conflicto ahora es «una guerra de artillería» y que, en ese plano, Ucrania «está perdiendo». Además, insistió así en el pedido de armamento que Kiev mantiene sobre las potencias occidentales y señaló que su país «tiene una pieza de artillería contra 10 ó 15 piezas de artillería rusa».
«Nuestros socios occidentales nos han dado alrededor del 10% de lo que tienen», agregó. Estimó que Ucrania gasta en la actualidad entre 5.000 y 6.000 rondas de artillería al día. «Casi hemos agotado nuestras municiones y ahora estamos usando proyectiles estándar de la OTAN, del calibre 155», indicó. Sobre la ofensiva rusa, opinó que Moscú podría continuar al ritmo actual durante un año sin fabricar más armas.