(Por Juan Carlos Andrada).- Una insólita y alocada respuesta fue dada por el ministro de Ciencia e Innovación Tecnológica, Isauro Molina, durante el acto por el Día de la Bandera ayer en Santa Rosa, Catamarca. Los chicos de la Escuela Secundaria de San Pedro le pidieron por un edificio propio y el ministro del gobernador Raúl Jalil los trató de fantasiosos y les contestó que el Gobierno no puede hacer escuelas para “chicos que no existen”, ninguneado a 240 alumnos de la matricula oficial.
Alumnos de la escuela secundaria de San Pedro pidieron a viva voz y en público al ministro Isauro Molina y al intendente Elpidio Guaraz -que oficiaba de anfitrión-, que les construyeran un establecimiento propio, puesto que la institución funciona en un edificio prestado. Los chicos nombraron representantes que se acercaron a las autoridades provinciales y municipales para hacer un legítimo pedido pero se encontraron con una inesperada respuesta, un tanto alocada.
“Me parece maravilloso que estén unidos para lograr un objetivo pero en realidad la densidad poblacional de la República Argentina está bajando, no podemos hacer escuelas para alumnos que no existen, que tiene que ver con nuestro deseo o nuestra fantasía”, dijo Isauro Molina situando pedagógicamente a los alumnos en la realidad política educativa que implica no hacer más escuelas porque no hay quién asista (cuando en este caso la matricula asciende a 240 estudiantes).
“Lo que sí podemos garantizar es que van a disponer de tecnología, de un espacio. Que no solamente va a poder estudiar el nivel medio, sino el nivel terciario, el nivel cuaternario, de posgrado y de pos-posgrado, es decir hasta el nivel cuaternario, porque todo se hace a distancia ahora, todo se hace a nivel de la tecnología. Así que tiene que quedarse tranquilos porque el proceso de inclusión cada vez va a ser mayor y tiene ver con nuestra voluntad y oportunidades que ha generado este desarrollo y la calidad de vida de todos los catamarqueños”, sostuvo convencido en sí mismo el funcionario jalilista.
La respuesta del ministro confundió a toda la comunidad educativa. Si a la escuela la piden 240 alumnos, ¿cómo puede sostener el funcionario provincial que no existen chicos que justifiquen la construcción del edificio? Peor es la segunda parte de la sesuda reflexión, ¿cómo o quién fantasea con una escuela nueva si no hay alumnos? Molina nos metió en un dilema filosófico existencial que pondría en apuros al propio Sócrates. Ergo, de qué les puede servir la tecnología, posgrado y pos-posgrado que ofrece el ministro a chicos que no existen.
En síntesis, no faltan escuelas sino estudiantes. Mientras tanto los “no alumnos” o “alumnos inexistentes” pueden ir capacitándose hasta llegar al cuaternario.