CATAMARCA.-(Por Juan Carlos Andrada) Dalmacio Mera quiere ser senador por Valle Viejo pero las mediciones que hizo el Gobierno peronista no lo favorecen para nada. El gobernador Raúl Jalil lo nombró ministro de Inclusión Digital y Sistemas Productivos, luego de culminar su mandato como senador nacional. Pero Mera ni siquiera recorre el interior provincial porque no le dan ni para el combustible. El abogado ató su suerte a la de Jalil y el futuro político se complica. El propio Gobernador lo boicotea.
La verdad es que los sondeos de opinión no fueron nada alentadores para Dalmacio considerando que su pretensión es ser el próximo senador por el departamento Valle Viejo. Esta candidatura debería ser impuesta por el Gobernador en la tierra gobernada por la intendente Susana Zenteno y donde hay varios dirigentes chacareros que hace rato vienen haciendo mérito. La imposición podría causar gran ruido o una fuerte interna.
Raúl Jalil sumó a Mera a su grupo de colaboradores, pero si no le da solvencia económica, poder de decisión e independencia para construir políticamente, la suerte de Mera podría terminar aquí. Dalmacio rifó su capital y desapareció de terreno catamarqueño cuando asumió como legislador nacional luego de bajarse como candidato a gobernador. La negociación le sirvió en lo personal, pero el costo lo pagaron los dirigentes de abajo que creían en Mera. Muy difícil armar algo con estos antecedentes.
Lo curioso es que el problema de Mera es el mismo que el de Raúl Jalil. El Gobernador no necesita ministros que sobresalgan porque lo desdibujan. El error consiste en creer que cuanto menos brillen los colaboradores, más puede brillar el Gobernador o más relieve puede mostrar el primer mandatario. El unipersonal de Raúl no solo lo perjudicó políticamente en la reelección sino que no deja crecer a los demás, transformándolos en ministros de adorno o inútiles totales. Jalil no solo neutraliza a la oposición y al periodismo, sino también a los acólitos.
La famosa “Ley del ligustro”: si el dirigente saca la cabeza, el jefe se la corta. Este esquema de trabajo no lo ayuda a Mera que requiere lo contrario para instalarse y crecer en la consideración de la gente. Para levantar en las encuestas y ser el futuro senador provincial, Mera necesita apoyo para mostrar resultados relevantes en poco tiempo puesto que las elecciones están a la vuelta de la esquina y ya están casi todos de campaña. Entonces, Jalil le da una mano a Dalmacio al nombrarlo como ministro, pero lo perjudica al mismo tiempo. El Gobernador en su amigo y su peor enemigo.