El papa Francisco aterrizó en Canadá el domingo para iniciar un viaje de una semana que se centrará en su disculpa en nombre de la Iglesia Católica Apostólica Romana por los excesos que sufrieron los niños indígenas en las escuelas residenciales, en su mayoría gestionadas por la Iglesia.
«Este es un viaje de penitencia. Digamos que ese es su espíritu», expresó el Santo Padre a periodistas después de que su vuelo despegó de Roma. El avión papal aterrizó en Edmonton, en la provincia occidental de Alberta, donde visitará un antiguo internado y se reunirá con los pueblos indígenas este lunes. También visitará la ciudad de Quebec e Iqaluit, la capital del territorio de Nunavut.
Entre 1881 y 1996, más de 150.000 niños indígenas fueron separados de sus familias y llevados a internados. Muchos niños pasaron hambre, fueron golpeados y sufrieron abusos sexuales en un sistema que la Comisión de la Verdad y la Reconciliación de Canadá calificó de «genocidio cultural».
El avión papal rodó con las banderas de Canadá y del Vaticano ondeando fuera de las ventanas de la cabina. Tras desembarcar con la ayuda de un ascensor, la gobernadora general Mary Simon, que representa a la jefa de Estado de Canadá, la reina Isabel, fue la primera en saludar al Papa. Le siguió el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, informó Reuters.
Francisco se sentó entre los dos funcionarios para una breve actuación de cuatro tamborileros y cantos nativos antes de que varios líderes indígenas, muchos de ellos con elaborados tocados, le saludaran e intercambiaran regalos. «Hoy le pedí al Papa que camine con nosotros», dijo el Gran Jefe George Arcand, de la Confederación de las Primeras Naciones del Tratado Seis.
«Fue una lección de humildad hablar con su santidad», agregó. El Santo Padre salió tras la breve ceremonia en silla de ruedas para hablar unos minutos en privado con Trudeau y otros funcionarios antes de dirigirse al Seminario de San José, donde se espera que descanse antes de los actos de este lunes.