Este jueves, el Ministerio de Defensa de Rusia expresó que la central nuclear de Zaporiyia, en el sur de Ucrania, podría ser cerrada si las fuerzas ucranianas siguen bombardeando la instalación, algo que Kiev ha negado estar haciendo. En una reunión informativa, Igor Kirillov, jefe de las fuerzas de defensa radiactiva, química y biológica rusa, dijo que los sistemas de apoyo de la planta habían sido dañados como resultado de los bombardeos.
Kirillov dijo que en caso de accidente en la planta, el material radiactivo cubriría Alemania, Polonia y Eslovaquia. La planta de Zaporiyia fue tomada por las fuerzas rusas en marzo. Sigue estando cerca de las líneas del frente y ha sido objeto de repetidos bombardeos en las últimas semanas. Rusia y Ucrania se han culpado mutuamente de los ataques a la planta.
Las fuerzas ucranianas afirmaron también este jueves que habían rechazado un ataque ruso en la región meridional de Jersón, mientras que el número de muertos por los bombardeos rusos sobre la ciudad de Járkov, en el noreste de Ucrania, aumentó a medida que la guerra de casi seis meses se prolonga sin tregua.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, se reunirá con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, y con el mandatario turco, Tayyip Erdogan, en la ciudad de Leópolis. La guerra ha obligado a huir a millones de personas, ha matado a miles de personas y ha ahondado una brecha geopolítica entre Occidente y Rusia, que dice que el objetivo de su operación es desmilitarizar a su vecino y proteger a las comunidades de habla rusa, informó Reuters.
Los bombardeos rusos sobre una zona residencial de Járkov, la segunda ciudad más grande de Ucrania, mataron el miércoles por la noche a siete personas e hirieron a 18, según el Servicio de Emergencias ucraniano. «Se trata de un ataque artero y cínico contra civiles sin ninguna justificación», dijo Zelenski.
