A 18 años de la tragedia, se presentó en la Cámara de Diputados un proyecto para expropiar el boliche Cromañón, sito en el barrio porteño de Once. De esta forma, se busca declarar el lugar “de utilidad pública y sujeto a expropiación” a fin de instalar allí un “espacio dedicado a la memoria”. La iniciativa la firmaron integrantes de casi todos los bloques, organizaciones de sobrevivientes y familiares de las víctimas de la masacre, por la que murieron 194 personas el 30 de diciembre de 2004.
El proyecto también cuenta con el apoyo de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y con las firmas de representantes de prácticamente todas las bancadas de la Cámara baja, entre ellas el PRO, la UCR, Evolución Radical, Coalición Cívica, Encuentro Federal, Frente de Izquierda-Unidad, Identidad Bonaerense, Partido Socialista, Frente de la Concordia misionero y Juntos Somos Río Negro.
Desde lo legislativo, la iniciativa la impulsa la diputada del Frente de Todos Paula Penacca, en conjunto con la Coordinadora Cromañón, El Camino es Cultural, Familiares de La Matanza, Movimiento Cromañón, Ni Olvido Ni Perdón, No Nos Cuenten Cromañón, Organización 30 de Diciembre, Que No Se Repita y Sin Derechos No Hay Justicia, detalló NA.
El inmueble donde funcionó Cromañón sigue en manos de quien fuera en ese momento el dueño, Rafael Levy, al frente de la sociedad “Nueva Zarelux”. El Tribunal Oral Criminal 24 le restituyó las llaves del local en octubre del 2018, ante lo cual surgieron fuertes cuestionamientos por parte de los familiares de las víctimas fatales de Cromañón. Según vecinos de Once, se perdieron pruebas testimoniales de la tragedia que allí aconteció, como huellas y pertenencias de las víctimas.
El proyecto
En el artículo 1º, el proyecto declara de “utilidad pública y sujeto a expropiación, en los términos de la Ley 21.499, el inmueble sito en la calle Bartolomé Mitre 3038/78, entre Ecuador y Jean Jaures, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 3, predio popularmente conocido como República Cromañón”. El texto señala que el sitio “será destinado a la creación de un espacio dedicado a la memoria de lo ocurrido el 30 de diciembre del2004, cuando un estrago causó la muerte de al menos 194 personas y miles de heridos”.
Además, señala que “a tal fin, se creará una muestra permanente que reflejará la historia de lo allí ocurrido, y se organizarán actividades culturales e informativas”. “La edificación existente en el inmueble expropiado deberá conservar los elementos testimoniales de la masacre, que hacen a su valor histórico-cultural y configuran la memoria histórica que se debe preservar. Asimismo, se deberán garantizar las acciones de conservación preventiva, curativa y de restauración dentro del predio”, agrega el proyecto.
A propósito del costo de la expropiación, el texto plantea que “el valor de los bienes a expropiar será fijado conforme las disposiciones de la ley 21.499, por el Tribunal de Tasaciones de la Nación”, al tiempo que autoriza “al Poder Ejecutivo para efectuar en el Presupuesto General de la Administración Nacional del ejercicio vigente, las adecuaciones presupuestarias que resulten para el cumplimiento de la ley”.
La postura de las organizaciones
“Cromañón sigue doliendo e interpela a toda la sociedad, por eso es necesario que esté en las manos que corresponden”, manifestaron las organizaciones impulsoras del proyecto en un comunicado. Y agregaron: “El reclamo incesante como Espacio de Memoria ha recorrido las luchas por memoria, verdad y justicia de sobrevivientes y familiares. Es importante que los y las representantes acompañen este justo pedido”.
La tragedia de Cromañón
Además de las 194 víctimas fatales, en la noche del 30 de diciembre de 2004 hubo más de 1.500 personas que resultaron heridas por el incendio al quedar atrapadas en el boliche República Cromañón, cuya puerta principal y las de emergencia estaban trabadas con candado y alambre durante el recital de la banda Callejeros, liderada por el músico ‘Pato’ Fontanet.
El gerenciador del local Omar Chabán había permitido el ingreso de personas muy por encima de la capacidad máxima habilitada de 1.031 personas. El incendio se generó por el encendido de una bengala que prendió fuego una media sombra situada en el techo del local y provocó un humo tóxico que fue inhalado por los miles de jóvenes que estaban dentro, sumado a varias irregularidades en el lugar que provocaron una de las mayores tragedias argentinas de los años 2000.