El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se dirigió a la conferencia sobre el cambio climático, cocida como COP27, en Egipto, afirmando que la crisis climática mundial supone una amenaza existencial para el planeta y prometiendo que su país está haciendo su parte para combatirla.
«La crisis climática afecta a la seguridad humana, a la seguridad económica, a la seguridad medioambiental, a la seguridad nacional y a la vida misma del planeta», expresó Biden, antes de exponer las medidas que está tomando Estados Unidos, el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo.
«Puedo estar aquí como presidente de Estados Unidos y decir con confianza que Estados Unidos cumplirá sus objetivos de emisiones para 2030», señaló. Su discurso pretendía recordar a los políticos reunidos en Sharm el-Sheikh que deben mantener vivo el objetivo de mantener el aumento de la temperatura media mundial dentro de los 1,5° C para evitar los peores impactos del calentamiento planetario.
La declaración se produjo en un momento en que una serie de crisis —desde una guerra en Europa hasta una inflación galopante— están distrayendo la atención internacional. «En este contexto, es más urgente que nunca que redoblemos nuestros compromisos climáticos. La guerra de Rusia no hace sino aumentar la urgencia de la necesidad de que el mundo deje de depender de los combustibles fósiles», afirmó, replicó Reuters.
Antes de su llegada, el gobierno de Biden trató de preparar el terreno presentando un plan nacional para reprimir las emisiones de metano de la industria petrolera y del gas de Estados Unidos, uno de los gases de efecto invernadero más potentes, en una medida que desafió meses de presión por parte de los perforadores.