Manifestantes de la extrema derecha que apoya al presidente Jair Bolsonaro quemaron el lunes decenas de automóviles y colectivos en varias regiones de Brasilia para protestar contra la elección del exmandatario Lula da Silva, quien fue oficializado como el futuro jefe del Estado por parte de la corte electoral.
Según fuentes policiales, comandos bolsonaristas intentaron ingresar a la sede de la Policía Federal a raíz de que había sido detenido por actos antidemocráticos un dirigente indígena aliado de Bolsonaro. La policía del Distrito Federal de Brasilia reprimió con gases y balas de goma para evitar la invasión al edificio, informó Télam.
«La situación es extremadamente tensa», dijo un vocero policial. Diversos grupos circulaban por las amplias avenidas de Brasilia haciendo actos de vandalismo. Se reforzó la seguridad de Lula en el hotel Meliá 21, donde se encontraba alojado. Más temprano, fue diplomado como presidente electo en una ceremonia en el Tribunal Superior Electoral.
Después de ese acto, Bolsonaro recibió en los jardines de la residencia presidencial, el Palacio de la Alvorada, a centenas de manifestantes. Los mismos piden que el Ejército dé un golpe de estado para evitar el tercer mandato del líder del Partido de los Trabajadores.
En ese pequeño evento informal, un cura, al lado de Bolsonaro, alentó a los golpistas a seguir manifestando y llamó a Lula «ladrón». «La seguridad del presidente Lula está siendo asegurada», afirmó el futuro ministro de Justicia y Seguridad Pública, Flavio Dino.
El gobernador de Brasilia, Ibanés Rocha, dijo que la policía estaba en condiciones de controlar las situaciones de tumulto. Los bolsonaristas que reclaman un golpe de Estado manifiestan desde el 30 de octubre, cuando el presidente fracasó en su reelección, en la puerta de los cuarteles del Ejército.