El presidente de Brasil, Lula da Silva, visitó el domingo las instalaciones destrozadas en Brasilia por los bolsonaristas, que intentaron llevar a cabo un golpe de Estado. Al momento de los disturbios, el líder del Partido de los Trabajadores (PT) se encontraba en la ciudad de Araraquara, debido a las inundaciones en el estado de San Pablo.
Entonces, el mandatario brasileño, pese a que le recomendaron que no asista al Planalto, el Congreso y en el Tribunal Supremo por cuestiones de seguridad, viajó hacia la capital del país y recorrió estos tres lugares. Todos ellos saqueados por los seguidores del exmandatario Jair Bolsonaro. Una vez que arribó, Lula se reunió con la presidenta del Tribunal Supremo, Rosa Weber, y varios ministros, informó NA.
Da Silva analizó la destrucción de las oficinas de los poderes, que se vieron destrozados por miles de personas. «Los golpistas que promovieron la destrucción del patrimonio público en Brasilia están siendo identificados y serán castigados», expresó el mandatario. El lunes estará presente en su despacho del palacio presidencial, aunque esté en malas condiciones.
Robo de armas en Brasilia
Además de generar destrozos, los bolsonaristas se robaron armas de fuego que estaban guardadas en el Gabinete de Seguridad Institucional, en el Planalto. El diputado Wadih Damous hizo énfasis en que los delincuentes «tenían información» de los elementos que se guardaban en ese despacho, ya que se llevaron armas, munición y documentos.
El saldo del ataque consistió en la destrucción de mobiliario, equipos informáticos y obras de arte colocadas en los despachos. Por otro lado, el ministro de Justicia, Flávio Dino; y el de Defensa, José Mucio Monteiro, se reunieron con el Ejército en Brasilia para discutir la situación tras los disturbios.