El presidente izquierdista Gabriel Boric llegó al mando en Chile hace 10 meses apoyado en una histórica victoria electoral, con la promesa de hacer transformaciones profundas a un país que había sido sacudido por protestas sociales y la pandemia del coronavirus.
Pero su respaldo ha caído abruptamente y el rechazo se disparó en medio de errores políticos, falta de experiencia para lidiar con la administración del Estado, sorpresas electorales, el alza de la inflación y débiles resultados en preocupaciones de los ciudadanos, como el avance de la criminalidad.
Carmen Villegas, una ama de casa de 56 años en Santiago, votó en primera y segunda vuelta por Boric en las elecciones de 2021 porque creía que era importante «darle la oportunidad a una persona joven, sin los problemas de los políticos antiguos». «Pero hay mucho desorden, sobre todo por la inseguridad. No sé si están haciendo algo sobre eso y si lo están haciendo, no se nota», señaló.
Según la encuesta de la firma Cadem, el apoyo a Boric cayó desde un 50% cuando asumió a un 27% esta semana, en línea con lo que mostró hace poco un sondeo mayor elaborado por el Centro de Estudios Públicos (CEP). El rechazo llegó a 67% —la semana pasada fue de 70%— desde un 20% cuando llegó al mando, según Cadem, replicó Reuters.
Las razones que han explicado el rechazo al gobierno en los sondeos son la preocupación por la delincuencia, el manejo del orden público, la falta de experiencia para gobernar y el rumbo de la economía. Chile, el mayor productor mundial de cobre, cerró 2022 con la mayor inflación anual en tres décadas y su economía es la única que caería este año en Sudamérica, según recientes proyecciones del Banco Mundial.