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SOCIEDAD

Caso Báez Sosa: preocupación en el Servicio Penitenciario por el estado psicológico de los rugbiers

Los rugbiers se encuentran en Melchor Romero, a la espera de un posible traslado a Campana, donde ya se pidieron ocho cupos.

Rugbiers

Ya se cumplió casi una semana del veredicto condenatorio del juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa. A los ocho acusados, los rugbiers de Zárate, los declararon culpables y recibieron condenas de cadena perpetua y 15 años de prisión. En este marco, trascendió que en el Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) hay gran preocupación por el estado de salud y psicológico de los condenados.

El foco está puesto sobre todo en aquellos que recibieron prisión perpetua. Es que en las últimas horas trascendió que éstos padecen una depresión que podría llevarlos a tomar una drástica decisión. “Los ocho están con una medida de resguardo de integridad física por miedo a que se lastimen ellos mismos por la depresión que padecen” y “hay temor de que puedan suicidarse”, declararon dentro del SPB, según NA.

Desde que quedaron detenidos por el asesinato de Báez Sosa hasta la actualidad “jamás se pelearon a golpes de puño”. Los guardias los tenían “bien custodiados”, agregaron. Y aclararon: “Si bien pudo haber ocurrido alguna discusión, no pasó de eso”. Los ocho rugbiers estuvieron todo este tiempo en la alcaidía de Melchor Romero, en la localidad bonaerense de La Plata.

No obstante, entre el 1 de enero y el 6 de febrero estuvieron alojados solos en un penal de Dolores por el juicio que se llevó a cabo en esa ciudad. A partir del mismo, le dieron una pena de prisión perpetua a Máximo Thomsen, Ciro y Luciano Pertossi, Enzo Comelli y Matías Benicelli. Mientras que Ayrton Viollaz, Blas Cinalli y Lucas Pertossi recibieron 15 años por ser partícipes secundarios.

Ya de vuelta en Melchor Romero y a la espera del traslado a un penal para cumplir la condena -se pidieron ocho cupos en la Unidad 57 de Campana- la preocupación del SPB crece y mucho por la situación emocional de los ocho. “Ellos estaban mal antes del juicio, imaginate ahora ya condenados de esta manera”, señaló la misma fuente a la citada agencia de noticias.

De hecho, más allá de las penas que recibieron, un golpe duro que sufrieron fue el secuestro de los dos teléfonos celulares a Comelli y Cinalli. Pues, se descubrió que usaban redes sociales, algo que está prohibido dentro de la cárcel, porque sólo se pueden hacer llamadas a familiares y allegados. “Nos sacaron los celulares que usábamos para hablar con nuestras familias. Hablar con ellos era lo único que nos mantenía vivos”, le habría dicho uno de los rugbiers al SPB.

Esa frase alertó al Servicio Penitenciario y se pidió un extremo cuidado de los ocho condenados. De hecho, Thomsen, quien durante la lectura de la condena se descompensó y debieron asistirlo en el acto, es el que más afectado está y requirió varias veces asistencia psicológica. Misma situación para Comelli. También solicitaron que les llevaran biblias y pidieron que un pastor los visitara dentro de la alcaidía.