Este martes, el Kremlin manifestó que Rusia se vería obligada a tomar «contramedidas» ante la adhesión de Finlandia a la OTAN, mientras el ministro de Defensa, Serguéi Shoigu, afirmó que la medida planteaba la perspectiva de una escalada aún mayor del conflicto en Ucrania.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, dijo que la expansión de la OTAN —criticada desde hace tiempo en Moscú— era una «usurpación de nuestra seguridad y de los intereses nacionales de Rusia» y que su país vigilaría de cerca cualquier despliegue militar de la Alianza Atlántica en Finlandia.
Rusia y Finlandia comparten una frontera de 1.300 kilómetros. Moscú ya ha dicho que reforzará las divisiones militares estacionadas en el oeste y noroeste de su territorio. Estaba previsto que Helsinki se uniera formalmente a la alianza militar este martes.
Shoigu dijo en una reunión con la cúpula militar rusa que la adhesión de Finlandia «crea el riesgo de una expansión significativa del conflicto» en Ucrania, según el Ministerio de Defensa. Pero afirmó que no afectaría al resultado de lo que Rusia denomina su «operación militar especial» en Ucrania, informó Reuters.
Moscú asegura que una de las razones por las que envió sus fuerzas armadas a Ucrania en febrero de 2022 fue para contrarrestar la amenaza de lo que considera planes occidentales de utilizar Ucrania como plataforma para amenazar a Rusia. Afirma que ahora está librando una «guerra híbrida» contra la OTAN y Occidente, que respaldan a Ucrania con paquetes multimillonarios de armas y apoyo financiero.
El presidente Vladimir Putin dijo el mes pasado que Rusia emplazaría armas nucleares tácticas en el territorio de Bielorrusia. Rusia usó a Bielorrusia como plataforma de lanzamiento para su invasión del año pasado. En Kiev y Occidente se mantiene el temor de que Moscú pueda arrastrarla aún más al conflicto.