Este jueves, manifestantes irrumpieron en el vestíbulo de entrada de las oficinas del operador bursátil Euronext, en el distrito comercial de La Defense, en las afueras de París. Mientras persiste la oposición a la reforma de pensiones del presidente de Francia, Emmanuel Macron, incluso después de que se promulgó el plan a principios de este mes.
La televisión francesa mostró imágenes de trabajadores ferroviarios cantando y ondeando banderas sindicales. Una portavoz de Euronext dijo que la protesta, que terminó a la 13:00 hora local, no tuvo impacto en sus operaciones y no interrumpió el comercio. La ira por la decisión de Macron de aumentar la edad mínima de jubilación de 62 a 64 sigue siendo fuerte.
Los opositores apuntan cada vez más a los símbolos del capitalismo y los negocios en Francia después de que las protestas organizadas en las últimas semanas tuvieran poco impacto en los planes del gobierno. En huelgas anteriores, los manifestantes asaltaron las oficinas de LVMH, BlackRock y Natixis.
«Nos dicen que no hay dinero para financiar las pensiones», expresó Fabien Villedieu, sindicalista de Sud-Rail. Pero «no hay necesidad de sacar el dinero de los bolsillos de los trabajadores, hay algo en los bolsillos de los multimillonarios», agregó, según replicaron Reuters y Bloomberg.
El fin de semana, Macron convirtió en ley el aumento de la edad de jubilación, lo que significa que los ciudadanos deben trabajar dos años más, hasta los 64, antes de recibir su pensión estatal. Eso fue después de tres meses de protestas que sacaron grandes multitudes a las calles y en ocasiones se tornaron violentas. Las encuestas de opinión muestran que la gran mayoría de los votantes se oponen a la reforma de las pensiones.
