Una momia de más de 1.000 años con partes de piel y cabellos fue desenterrada el lunes por un equipo de expertos en un complejo arqueológico en las afueras de la capital de Perú, Lima, donde se han ido descubriendo varios restos desde el año pasado.
La momia, probablemente de un adolescente, fue extraída de una tumba subterránea en un fardo funerario, junto a cerámicas y soguillas, explicó la arqueóloga Yomira Huamán, encargada del proyecto de investigación arqueológica de Cajamarquilla de la estatal Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Se trata «de un adolescente en buen estado de conservación, a unos 200 metros donde se encontró la primera momia de Cajamarquilla», afirmó Huamán, refiriéndose a la momia que se encontró en noviembre en la zona arqueológica. En el mismo lugar, los arqueólogos encontraron en enero restos de niños ocho y 12 adultos que habrían sido sacrificados en honor a un hombre de élite hace 800 o 1.200 años.
El complejo de Cajamarquilla ocupa un área de 169 hectáreas. Allí se levantan restos de construcciones de cuatro pirámides, entre otras edificaciones, como muros en forma de laberinto. Según los expertos, es la segunda ciudad de barro más grande de Perú después de Chan Chan, situado en el norte del país, informó Reuters.
«Este cuerpo evidencia un tipo de enterramiento. Si bien el cierto que los demás cuerpos encontrados fueron en cámaras simples, en este se ha encontrado tumbas que inicialmente tenían como función el almacenamiento de objetos», dijo Huamán. La experta afirmó que, según el tipo de cerámica y objetos hallados en la tumba, la momia tendría unos 1.100 o 1.200 años de antigüedad y habría pertenecido a la Cultura Lima o Ichma.
La arqueóloga explicó que en el complejo Cajamarquilla, ubicado en una zona polvorienta a unos 20 kilómetros de la ciudad de Lima, vivían personas de la costa y la sierra andina y se cree que era un centro de comercio entre ambas regiones del país.
