La inflación interanual en Argentina es cercana al 105% y esto tiene en alerta a toda la sociedad pensando a futuro. En el año electoral, diversos políticos que aspiran a la presidencia han presentado sus planes para reducir este fenómeno, al igual que Domingo Cavallo, exministro de Economía de la Nación, que advirtió acerca de este suceso.
El exfuncionario advirtió que «la reforma del Estado, las privatizaciones, la eliminación de impuestos distorsivos, la apertura de la economía y el anclaje nominal de las expectativas de inflación son indispensables para que se pueda derrotar definitivamente a la inflación en un período de dos años» cumpliendo al pie de la letra con ello.
«Si se confía en que la licuación de gastos y pasivos hará el trabajo sin que sean necesarios aquellos cambios organizativos de la economía, no habrá forma de anclar nominalmente las expectativas y la inflación seguirá azotando a la ya muy empobrecida economía argentina». Es por ello que sostuvo que «se necesita una reorganización de la economía y un ajuste fiscal como el que hicimos entre 1990 y 1991».
En este marco, aclaró que «si el ajuste fiscal no se hace como el que implementó el gobierno de Menem entre 1989 y 1991 sino que trata de imitar al que se hizo entre 2002 y 2003, la economía va a entrar en hiperinflación y luego de ello no encontrará ningún régimen monetario capaz de derrotar a la inflación en un mandato presidencial», alertó.
Ajuste fiscal: sus dos planes
De suceder esto, Domingo Cavallo planteó dos estrategias posibles para el ajuste fiscal. «Una alternativa es usar la reforma del estado, las privatizaciones y la apertura de la economía. Otra alternativa consiste en recurrir a una fuerte devaluación ‘desdolarizadora’ que licue deudas, salarios y jubilaciones, brinde fuerte protección a la sustitución de importaciones y genere recursos fiscales a través de las retenciones agropecuarias, petroleras y mineras».
Además, planteó que hay dos métodos de llevar adelante este proceso y que si bien tienen consecuencias, servirán para combatir la inflación. Por un lado, planteó una «reforma del estado con eliminación de los organismos, empresas y fuentes de gastos que no son esenciales y que solo sirven para distribuir beneficios a funcionarios políticos y miembros de corporaciones que por largo tiempo lograron obtener prebendas y privilegios».
También, propuso que el nuevo Gobierno lleve adelante «una fuerte devaluación con su consecuente salto inflacionario y default de la deuda externa e interna para licuar gastos y pasivos». Sin embargo, el exministro de Economía sostuvo, según NA, que la mejor alternativa es la primera de las detalladas por las condiciones en las que se encuentra el país.