El cofundador de OceanGate Expeditions, propietaria del sumergible que implosionó durante una inmersión para ver los restos del Titanic, Guillermo Söhnlein, defendió este viernes el compromiso de su presidente ejecutivo con la seguridad y la gestión de riesgos después de que muriera junto a otras cuatro personas en la nave, cerca de Estados Unidos.
«Stockton era uno de los gestores de riesgos más astutos que he conocido. Era muy reacio a los riesgos. Estaba muy consciente de los riesgos de operar en el entorno del océano profundo y muy comprometido con la seguridad», expresó Söhnlein. Söhnlein, quien cofundó OceanGate con Stockton Rush en 2009, dejó la empresa en 2013 y retuvo una participación minoritaria. Rush piloteaba el sumergible Titán en el viaje que comenzó el domingo.
Las preguntas sobre la seguridad de Titán surgieron en 2018 durante un simposio de expertos de la industria sumergible y en una demanda del exjefe de operaciones marinas de OceanGate, que se resolvió más tarde ese año. Este incidente ha provocado más debates tras conocerse la tragedia.
«Creo que cada innovación que tomó (…) estaba orientada hacia dos objetivos: uno, expandir la capacidad de la humanidad para explorar las profundidades del océano. Y segundo, hacerlo de la manera más segura posible», expresó a Reuters. Agregó que confiaba completamente en Rush, aunque no siempre estaban «de acuerdo con las cosas».
OceanGate no ha respondido a las consultas de los expertos de la industria sobre su decisión de renunciar a la certificación de terceros de la industria. «Existe esta tendencia en la comunidad de equiparar la clasificación con la seguridad. Si bien ese podría ser el caso, no significa que no pueda estar seguro sin clasificación», dijo. También pidió que se debe esperar a un informe oficial que analice el incidente.
«Habrá un momento (para hacer evaluaciones), y no creo que ahora sea el momento adecuado para hacerlo», dijo. A pesar de la tragedia, sostuvo que continuar con la exploración de aguas profundas era vital para la humanidad y que era la mejor manera de honrar a los que murieron en el sumergible. «Averigüemos qué salió mal, aprendamos algunas lecciones y volvamos a bajar», señaló.