OceanGate, la empresa que gestionaba el sumergible turístico Titán, que implosionó durante una inmersión para visitar los restos del Titanic cerca de las costas de Estados Unidos, suspendió todas las operaciones de exploración y comerciales. A través de su sitio web, la compañía confirmó la noticia, aunque no brindó más detalles.
El día 18 de junio OceanGate informó que había perdido contacto con el sumergible, y cuatro días después de haber desaparecido en las aguas del Océano Atlántico, la Guardia Costera confirmó que habían encontrado los restos del submarino Titán, que viajaba con cinco tripulantes para ver los restos del mítico Titanic, hundido en 1912, informó NA.
Entre los pasajeros se encontraban el millonario Shahzada Dawood y su hijo de 19 años, Suleman; el empresario y aventurero británico Hamish Harding y Paul-Henri Nargeolet, un famoso explorador francés. Completaba la misión Stockton Rush, director de OceanGate, la compañía responsable de estos viajes, que tenían un costo de 250.000 euros por persona.
Las autoridades estadounidenses y canadienses, en tanto, iniciaron una investigación para establecer la causa de la implosión que provocó la muerte de sus cinco ocupantes. OceanGate había planeado dos expediciones a las ruinas centenarias del Titanic para junio de 2024, mostraba su sitio web.
En documentos judiciales de 2018, un exdirectivo de la compañía, David Lochridge, afirmó que lo despidieron porque había dudado de la seguridad del sumergible. William Kohnen, ingeniero a la cabeza de un comité estadounidense sobre sumergibles tripulados, declaró que su grupo había expresado preocupación por las condiciones de seguridad del Titán.
Sin embargo, a finales de junio, el cofundador de OceanGate, Guillermo Söhnlein, declaró que la seguridad era un «elemento clave» de la empresa. La investigación también se complica por el hecho de que el mundo de la exploración de aguas profundas no está bien regulado.