A tres meses de dejar el cargo, Alberto Fernández intentará despedirse de la presidencia con una última jugada diplomática de alto vuelo: solucionar la deuda de Cuba con Argentina, que ya lleva más de medio siglo. En menos de dos semanas viajará a la isla para sumarse a la Cumbre del 77+ China, un espacio que agrupa a económicas emergentes de América Latina, Asia y África que sostienen vínculos comerciales y económicos con China.
El encuentro es el 15 y 16 de septiembre en La Habana y la idea del presidente es aprovechar ese espacio para llevar una propuesta de acuerdo al gobierno de Miguel Díaz-Canel. Cuba mantiene una deuda con Argentina pendiente de negociación de 2816 millones de dólares. Se trata de la mayor deuda inactiva que tiene ese país y que ahora la Casa Rosada quiere cobrar de alguna manera.
Fuentes al tanto de las negociaciones confirmaron a La Política Online que la idea del Gobierno es ofrecerle a Cuba reemplazar esa deuda por beneficios impositivos para empresas que de instalarse en la isla. «Queremos darle un cause de solución a esto, después veremos si vendemos frutillas o bananas», explicó uno de los técnicos que trabaja en la iniciativa.
No es el primer intento del Gobierno para cobrar algo de esa deuda. En medio de la pandemia se intentó capitalizarla por vacunas cubanas, pero en La Habana continuaron con la tradición de hacerse los distraídos. Hasta ahora, lo único concreto, es que hay conversaciones a nivel técnico para firmar una addenda al acuerdo de 1995, para definir una nueva tasa de referencia para reemplazar la tasa LIBOR, por otra utilizada por diversos organismos internacionales.
Una deuda histórica
La deuda se originó en una gira que hizo en febrero de 1974 el entonces ministro de Economía peronista, José Ber Gelbard. En ese entonces, se acordó un préstamo de 1.278,8 millones de dólares para que Cuba adquiriera 1.000 tractores, maquinaria agrícola, 5.515 camiones pesados Fiat y 6.000 automóviles Fiat 125, además de otros miles de Renault 12, Ford Falcon, Citroën Ami 8, Peugeot 404, y 9.000 unidades Dodge 1500, de la Argentina.
La embajada de Cuba en Argentina no respondieron la solicitud de comentarios sobre estas negociaciones. Además, se avanzó en la posibilidad de proveer modelos de empresas norteamericanas a Cuba, iniciativa que demandó la gestión de permisos en Washington de las casas matrices de las automotrices norteamericanas radicadas en la Argentina.
Luego del golpe de Estado al gobierno de Isabel Perón, la dictadura militar no hizo gestión o reclamo alguno de lo que entonces era una deuda joven. Ya en democracia, hubo diversos intentos de arreglar la cuestión, ninguno de los cuales prosperó. En octubre de 1986, Raúl Alfonsin fue el primer presidente argentino en visitar la isla.
Con Menem, en 1995, se avanzó en una propuesta para capitalizar la deuda a cambio de inversiones argentinas en Cuba, algo similar a lo que ahora intentará Alberto Fernández. El entonces canciller Guido di Tella propuso saldarla con facilidades cubanas a inversiones argentinas en obras públicas y turismo en la isla. Menem incluso conversó el tema con Fidel Castro en una vista a La Habana, sin resultados.
Últimas negociaciones
Durante el kirchnerismo, el canciller Rafael Bielsa y actual embajador en Chile sugirió a Cuba una quita del 75% de la deuda y saldar el 25% restante por diversas vías: pago de intereses en efectivo, atención médica gratuita a argentinos de bajos ingresos en la isla, provisión por parte de Cuba de algunos medicamentos y capacitación en biotecnología a profesionales argentinos.
En 2009, Cristina Kichner firmó en La Habana 11 acuerdos con Fidel Castro, pero nada que incluyera esa deuda. Mauricio Macri fue más enfático e intentó al menos consolidar el monto adeudado a través del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (Cadal) a cargo de Gabriel Salvia y la gerente de Relaciones Institucionales del BICE, Agustina Tiscornia.
En ese momento se informó a los cubanos que el mono de la deuda para marzo de 2017 era de 1.278,8 millones de dólares de «capital consolidado» y de 1.272,9 millones de «interés devengado». El total era de 2.551,7 millones de dólares, que «surgía de un acuerdo de conciliación y consolidación de la deuda al 31 de marzo de 1995 entre el BICE y el Banco Nacional de Cuba, ratificado por acta del 24 de agosto de 1995».
En 2018, el entonces jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el secretario de Asuntos Estratégicos, Fulvio Pompeo, viajaron a Cuba sin éxito y un año después, el secretario de Negociaciones Económicas Internacionales, Horacio Reyser, se reunió con el ministro de Comercio Exterior e Inversión Extranjera de Cuba, Rodrigo Malmierca. Tampoco hubo avances. A casi 50 años y tras el fracaso de todos sus antecesores, ahora Alberto intentará regresar el tema a la agenda bilateral.