En un sorprendente acierto, el ex ministro de Economía, Domingo Cavallo, se destacó al prever con precisión la inflación de diciembre, estimándola en un 25%, cuando la mayoría de los analistas y consultoras pronosticaban que superaría el 30%. Su audaz posición no se detiene aquí, ya que Cavallo, lejos de seguir la corriente de la mayoría de los economistas, comparte sus proyecciones para los próximos meses.
Contrario a las expectativas del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), donde alrededor de 30 especialistas predicen una disminución en la inflación de enero, Cavallo anticipa un aumento del 26% en ese mes, seguido de incrementos notables en febrero y marzo. Su análisis detallado proyecta una desaceleración a partir de abril, con tasas del 21% y 19% en febrero y marzo, respectivamente.
Sin embargo, la verdadera sorpresa radica en la visión de Cavallo sobre el segundo trimestre del año, donde pronostica una inflación del 8% en abril, manteniéndose prácticamente constante hasta fin de año con un leve descenso al 7% desde julio. Estas proyecciones contrastan con las del REM, que indican un 8% de inflación para junio.
La discrepancia entre las proyecciones de Cavallo y las del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) subraya la incertidumbre y la falta de consenso entre los expertos, lo que agrega un elemento de desafío a la planificación económica y política.
La persistencia de altas tasas de inflación y la anticipación de una desaceleración gradual plantean interrogantes sobre la capacidad del país para implementar políticas sostenibles mediano plazo mientras no haya un simbronazo internacional como una pandemia o una guerra entre países desarrollados. Asimismo, la proyección de Cavallo pone de manifiesto la importancia de la coordinación y la coherencia en las estrategias gubernamentales, así como la necesidad de considerar medidas que aborden las raíces estructurales de la inflación.
La expectativa de Cavallo para todo el 2024
Si las estimaciones de Cavallo se materializan, el año 2024 culminará con una inflación interanual del 244%, lo que representa un aumento de 30 puntos con respecto a 2023, pero a nivel interanual sería una baja de casi el 70%, ya que sin hacer las medidas de ajuste la proyectada es mayor al 300%. Este pronóstico podría tener importantes repercusiones políticas, especialmente para el presidente Javier Milei.
