En el centro de la escena. Allí es donde se encuentra por estas horas Silvia D’Auro, la expareja de Jorge Rial, con quien el periodista estuvo casado durante años. Con ella fue que decidieron adoptar a sus dos hijas, Morena y Rocío Rial, aunque el mundo del espectáculo se mostró consternado años después por las denuncias de maltrato contra la empresaria.
Ahora, se dio a conocer cómo es el presente de la rubia, quien se encuentra viviendo en Uruguay, según algunos datos que han salido a la luz. Esta vez, la encargada de dar detalles sobre la aparición pública de la ex del periodista fue nada más y nada menos que Pochi de Gossipeame.
«#lanonoticia: Silvia D’ Auro en la bodega del Buquebus de BS AS este mediodía. Me cuentan que andaba con muy mala onda, parecería ser que la gente quería pasar por donde ella estaba parada y susurraba puteadas. ¡Re picante! ¡Subite al auto, Silvia, y dejá pasar! Jajaja», señaló la comunicadora.
Gravísima acusación
Cabe recordar que hace algunos días, Alejandro Cipolla, abogado de Morena Rial, habló de la denuncia que ya comenzó a preparar. «Nosotros tenemos preparado las acciones legales contra ella y se va a presentar en febrero. La idea es que vaya presa», lanzó en una nota que le hicieron en El Run Run del Espectáculo.
«Una vez que eso ocurra iniciaremos también las acciones civiles por los daños y perjuicios ocasionados. La ciudadanía argentina fue testigo de esas chicas a las que fueron adoptar, y después tuvimos que escuchar a través de Morena las barbaridades que le hacía su madre adoptiva», arremetió. .
«Hizo todos los trámites de adopción, llegaron Rocío y Morena, y en un momento determinado a Silvia D’Auro se la tragó la Tierra, hasta tal punto que el doctor Cipolla la quiere ubicar y no puede. Ella se borró. Yo la quiero ver presa porque son horrorosos y escabrosas las torturas que padeció Morena durante su infancia. Eso le marcó y le destruyó la psiquis de una manera impresionante. Y todas las pruebas las pude recabar ahora. Hubo un expediente donde se investigó esta circunstancia. El Estado pone muchas trabas para la adopción, pero después no hay un control”, sentenció.