Martín Lousteau, senador de la Unión Cívica Radical (UCR), afirmó que muchos radicales tienen miedo de admitir que el megadecreto, que lanzó Javier Milei en diciembre, es inconstitucional. En ese marco, Lousteau dijo que, en privado, sus colegas del partido reconocen que el proyecto no es ético, legal ni moral, pero no pueden decirlo en público porque tienen miedo de ser agredidos por el mandatario y sus fanáticos.
«En el Senado, los radicales que siempre quieren hablar igual que muchos cuando es un tema caro a la sociedad, muy importante, no querían hablar. Solo hablaron dos radicales a favor del DNU, porque en privado todos piensan que está mal», disparó Lousteau en una entrevista para Radio Mitre sin dar nombres propios.
«Muchos tienen miedo a hablar porque el presidente y el método de censura directa, que es agredir e insultar, lleva a que la gente no quiera decir la verdad», arremetió el presidente de la UCR y sumó: «Estamos entrando en una Argentina donde la crueldad se pone de moda, donde parece que no se puede pensar distinto y donde hay una doble vara muy grave».
El cuestionamiento de Lousteau a la política de ajuste de Milei
«Milei está construyendo su propia casta con los Menem, los Scioli, los Patricia Bullrich, ¿O los que nombran familiares no son casta?», chicaneó el exministro de Economía. Luego contó un secreto que dejó al descubierto al ministro del Interior, Guillermo Francos, quien habría intentado convencerlo a Lousteau para que votara a favor del megadecreto en el Senado, aunque finalmente no lo hizo.
Las palabras de Martín Lousteau reflejan un dilema ético y político que atraviesa a la Unión Cívica Radical y, por extensión, al ámbito político argentino en su conjunto. El temor a represalias y la presión del discurso oficial parecen limitar la libertad de expresión y el debate interno, dejando en evidencia una preocupante erosión de la pluralidad de ideas.
En última instancia, estas revelaciones subrayan la necesidad urgente de fortalecer las instituciones democráticas y promover una cultura política que fomente el diálogo y la diversidad de opiniones. El objetivo de ciertos sectores políticos del radicalismo es que se fomente un ambiente donde el intercambio de ideas sea valorado como una herramienta para el progreso colectivo.