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VIDA Y ESTILO

El vino preferido por todos: cómo es la producción del Cabernet Sauvignon

En Argentina, está presente en 16 provincias de la extensa región productora de vino, sobretodo en Mendoza, San Juan y La Rioja.

Cabernet Sauvignon

Millones de vinicultores del mundo y otros tantos de consumidores no pueden equivocarse. El Cabernet Sauvignon  es una de las variedades de vino más plantada del mundo, superando las 340 mil hectáreas, por su enorme adaptación a las distintas geografías que este planeta ofrece.

Incluso a nivel mundial, el 4% de toda la superficie compuesta por viñedos tiene plantadas estas uvas. Mientras que en nuestro país dominado por el Malbec, está presente en 16 provincias de la extensa región productora de vino, sobretodo en Mendoza, San Juan y La Rioja. Es sin dudas una opción que tiene muchas curiosidades y datos por conocer, y por eso, nos adentraremos en todo su universo.

El origen genético del Cabernet Sauvignon

Es una variedad que genéticamente, surge naturalmente al cruzarse el Cabernet Franc y Sauvignon Blanc. Sus orígenes se remontan a las tierras francesas de Burdeos, pero está presente en puntos tan distantes como el oeste de Estados Unidos, la Península Ibérica, Australia, Sudáfrica y la Cordillera de los Andes.

Está compuesto de racimos de uvas pequeños, con bayas de forma esférica y muy jugosas. Son muy fáciles de desprender, gracias a su péndulo corto. Están recubiertas por una piel con un visible color negro, y una pulpa que se acolora a medida que gana en maduración. Y a su vez, es rica en taninos, que le permiten luego desarrollar su tan característico y potente aroma. De ella surgen cortes complejos como Malbec, Merlot y Cabernet Franc.

Estas uvas resultan muy vigorosas y poseen muchas racimas. Climatológicamente, resiste poco a las sequías prolongadas, mientras que no le hacen daño en general los vientos o los fríos no extremos. Es ideal para una cosecha de media estación, coincidente con la primavera. Por su composición, requiere podas largas y se debe evitar la colocación en terrenos que no sean ricos en magnesio porque generan una rápida descecación en los racimos, siendo preferibles aquellos suelos más ácidos y de grava.

Vino

Cómo es el Cabernet Sauvignon

Pasemos ahora a hablar del vino. Es muy intenso, de tintes rojos oscuros por la presencia de los taninos. Con el paso del tiempo puede ir evolucionando hacia un color más parecido al ladrillo. Se distinguen por sus aromas a menta o pimiento, fuertes en el primer contacto. A veces puede percibirse un aroma a pimentón, pero el mismo es más asociado a una falla en la maduración de la uva y no a un escenario ideal. Asimismo, en el contacto con el barril, puede añadirse un aroma a chocolate.

En cuanto al gusto, es inicialmente áspero, por lo que si se quiere ir hacia algo más equilibrado, se recomienda su envejecimiento. A su vez, tiene una textura aterciopelada y de distinguida estructura.

El Cabernet Sauvignon es por todo esto, un vino al que se recomienda consumir con el paso del tiempo. Por la piel gruesa se pueden extraer muchos taninos, de sabor dulce, lo que lo habilita a convertirse en añejo perfeccionando el gusto y su presencia. Además, por su estructura tánica y ácida, posee un potencial de guarda muy superior al de otros vinos como el rosado o blanco, más livianos y frutales.

En cuanto al maridaje, es ideal para comidas grasosas como las carnes de vaca, o los estofados invernales. También, para alimentos que sean acompañados por salsas fuertes y picantes, en los que la bebida cumpla ese rol de cortar con el picor y suavizar el paladar. Otra opción son los quesos grasos como el azul o el sardo.

Los más de cuatro siglos de presencia del Cabernet Sauvignon, su gran geografía y el conocimiento que alrededor del mundo tienen de él, lo convierte en un vino que con seguridad está en algún momento en cada mesa. Y es por ello uno de los más populares que podemos encontrar de la enorme y tan variada producción vinera.