El pasado sábado, aproximadamente 2.800 personas participaron en una manifestación en Barcelona para protestar contra el turismo masivo y la creciente dificultad para acceder a una vivienda. La protesta, que se tornó agresiva, ha captado la atención de medios internacionales como la BBC en el Reino Unido, el principal emisor de turistas hacia España.
Durante la manifestación, los participantes acosaron a turistas que encontraban a su paso, increpándolos con gritos de «tourists go home» (turistas, vete a casa) y rociándolos con agua desde pistolas de juguete. Las pancartas exhibidas llevaban mensajes como «Barcelona no está en venta», «Vecinos en peligro de extinción» y «Barcelona no es Disneylandia».
El vídeo de la protesta, difundido en redes sociales por la BBC, ha generado una fuerte reacción en el Reino Unido. Muchos espectadores británicos expresaron su descontento con los manifestantes, sugiriendo que el verdadero objetivo de su frustración debería ser el gobierno local y no los turistas. Comentarios como «Deberían estar echándole agua a sus políticos, no a los turistas» y «Qué bonito eso de atacar a los turistas por los problemas de tu país» reflejan el malestar generado por estas acciones.
En respuesta, algunos usuarios en redes sociales invitaron a los turistas a visitar otros destinos, mientras que otros trataron de desmarcarse de la actitud agresiva de los manifestantes, aclarando que no todos los barceloneses comparten esos sentimientos. «Me parece estúpido esto que ha ocurrido. Todos no somos así. Los turistas son bienvenidos y por favor, comprendan que esta gente no representa a toda Barcelona», se leía en algunos comentarios.
Esta manifestación se produce en un contexto de creciente tensión por la crisis de vivienda en Barcelona. El alcalde de la ciudad, Jaume Collboni, anunció recientemente un plan para prohibir los alquileres turísticos de corta duración a partir de noviembre de 2028. Según Collboni, esta medida busca abordar la crisis de vivienda que ha dejado a muchos residentes fuera del mercado inmobiliario debido al aumento de los precios de los alquileres. Se estima que la prohibición podría reincorporar al mercado residencial alrededor de 10.000 apartamentos actualmente registrados como alquileres temporales en plataformas como Airbnb.
La protesta también ha puesto de relieve las preocupaciones ambientales relacionadas con el turismo masivo. Los manifestantes señalaron que el turismo contribuye a la contaminación y agrava la emergencia climática, pidiendo un plan de decrecimiento turístico que reduzca la dependencia económica de esta actividad y promueva la diversificación económica.
El turismo masivo y la gentrificación son problemas que no solo afectan a Barcelona, sino también a otras ciudades europeas y americanas. La protesta del sábado subraya la necesidad de encontrar un equilibrio entre el desarrollo turístico y la calidad de vida de los residentes locales, un desafío complejo que requiere políticas integrales y la colaboración de todas las partes involucradas.