El Nuevo Frente Popular (NFP) ha conseguido superar a la Agrupación Nacional de extrema derecha de Marine Le Pen en la segunda vuelta de las elecciones en Francia, pertenencientes al Poder Legislativo. A pesar de esta victoria, la coalición de izquierdas no ha logrado obtener la mayoría necesaria para gobernar en solitario. Según las estimaciones del instituto Ipsos, el NFP podría alcanzar entre 172 y 192 escaños, mientras que Agrupación Nacional y la coalición Ensemble, que incluye al partido del presidente Emmanuel Macron, obtendrían entre 132-152 y 150-170 escaños, respectivamente.
De acuerdo a datos de la agencia NA, el ambiente previo al cierre de las urnas ya pronosticaba una derrota para el partido liderado por Le Pen, quien había logrado la mayoría de las circunscripciones en la primera vuelta. Sin embargo, la fuerte movilización de la ciudadanía y la estrategia de alianzas entre las fuerzas de izquierda y los centristas de Macron impidieron que la extrema derecha alcanzara la mayoría absoluta de 289 escaños. Esta movilización se reflejó en una concentración masiva en la Plaza de La República, donde los ciudadanos corearon la frase «no pasarán» en rechazo a la extrema derecha.
La estrategia de «cordón sanitario» implementada por el NFP y Ensemble fue clave para frenar el avance de la Agrupación Nacional. Ambos bloques retiraron a sus candidatos en aquellas circunscripciones donde habían quedado en tercera posición, concentrando así el voto en una sola candidatura que pudiese competir efectivamente contra la extrema derecha. Esta táctica, aunque criticada por el candidato de Agrupación Nacional, Jordan Bardella, como una «alianza del deshonor», resultó efectiva para consolidar el voto en contra de Le Pen.
Elecciones en Francia: la participación ciudadana fue la más alta en 43 años
La participación histórica en estas elecciones ha sido otro factor determinante en el éxito del NFP. La segunda vuelta logró una participación del 67%, la más alta en 43 años. A pesar de esta alta participación y del triunfo, el NFP no ha conseguido la mayoría absoluta, lo que deja al país en una situación de incertidumbre respecto a quién será el próximo jefe de gobierno.
Jean-Luc Mélenchon, líder de La Francia Insumisa y figura prominente del NFP, ha dejado claro que el presidente Emmanuel Macron tiene el «poder y el deber» de llamar a su coalición a gobernar. No obstante, la falta de una mayoría absoluta complica la formación de un gobierno estable y la elección de un primer ministro. Por su parte, Macron ha pedido prudencia y ha defendido la vigencia de su alianza, rechazando la dimisión de su primer ministro para «asegurar la estabilidad del país».
La victoria del NFP representa un freno a la derecha, pero también plantea desafíos significativos para la gobernabilidad de Francia. La coalición deberá buscar acuerdos y compromisos para poder avanzar en sus propuestas, como la derogación de la reforma de pensiones y la reducción de la edad de jubilación, entre otras. La capacidad del NFP para negociar y dialogar será crucial en esta nueva etapa política.
En definitiva, el «todos contra la ultraderecha» ha funcionado en Francia para evitar una mayoría de Le Pen, el país se enfrenta ahora a un escenario de cohabitación y posibles bloqueos legislativos. La victoria de la izquierda sin mayoría absoluta abre un nuevo capítulo en la política francesa, donde la capacidad de diálogo y la búsqueda de consensos serán fundamentales para asegurar la estabilidad y avanzar en las reformas propuestas.
