No hay dudas de que el Pelado Trebucq es uno de los periodistas políticos más importantes hoy en día. Odiado y amado en partes iguales, el comunicador nunca tiene miedo de decir lo que piensa. Sin embargo, esta vez fue más allá y se animó a hablar de su vida privada. En una reciente entrevista para Infobae, abrió su corazón y habló como nunca de su vínculo con su padre.
“Papá fue un pésimo padre, pero era muy inteligente y si de algo se encargó fue de inculcarme la curiosidad intelectual. Ese gusto por el conocimiento, por la búsqueda y la duda, que, finalmente, son condiciones primeras del periodismo. Si le preguntabas qué negocio le hubiese gustado tener, respondía sin pensar: ‘¡Una librería!’. Así fue como nos hizo tan lectores. Tan libreros”, comenzó Esteban Trebucq.
“Eran tan pobres que mi abuela Marta, después de cada baño, debía envolverse en una sábana si su único vestido aún no se secaba. Y tanto anhelaban que papá tuviese la educación que ellos habían resignado, que lo enviaron a vivir a casa una tía en la esquina de 55 y 26, en La Plata”, recordó Esteban Trebucq sobre la familia de su padre, quien consiguió una beca y cuatro años después se recibió de Médico Veterinario.
Luego, Esteban Trebucq recordó que cuando cumplió 9 años, su padre se enamoró de otra mujer: “Algo por lo que jamás pude condenarlo. Es más, como hombre, hasta logro entenderlo. Al fin y al cabo nadie maneja ese tipo de cuestiones. A mí lo que me jodió fue el abandono. Haberse olvidado de sus cuatro hijos me resultó imperdonable. Nunca volvió a tomar el rol de papá presente. Y mucho menos el de sostén económico. Se borró por completo, dejando a mamá en una situación por demás angustiante”.
Sobre su madre, Ana María Díaz, Esteban Trebucq expresó: «Es mi gran inspiradora. Ella sabía encontrar instantes para venirse hasta Almagro, donde buscaba ropa usada que vender en los pasillos de los Ministerios. Siempre en el intento de evitar privarnos de la mejor educación que pudiese pagar. Todavía recuerdo los desesperados llamados de la Hermana Yolanda reclamando el pago de la deuda… ¡Pero no había guita! Yo creo que hasta el día de hoy debemos varias cuotas”.
Luego, continuó: “Si soy periodista es porque me han hecho un gran lector… Y un poco por Estudiantes también ¿Sabés qué es lo que no le perdono a mi viejo? Que nunca jamás haya vuelto a llevarme a la cancha ¡Hijo de puta! Y tuve la oportunidad de decírselo: ‘No sabés lo que sufrí sin ver a Estudiantes cada domingo… Nada más me importaba. Nunca vas a imaginarte lo que sentí’. Claro que se lo dije”.
Esteban Trebucq también reveló cómo fue la última vez que vio a su padre, cuando lo invitaron a ser host en un evento del Museo de Estudiantes de La Plata. “la madre de mi hija mayor me sugirió: ‘¿Por qué no invitás a tu papá?’ Acepté. Después de todo era un hecho clave para todo aquel que se llamase hincha. Y entonces, después de mucho tiempo, mi viejo apareció. Después de ver el partido nos sacamos una foto juntos con la Copa del Mundo. Lo vi viejo, muy golpeado por la edad”
“‘Fuiste el boludo que se perdió toda una vida’, le tiré así en este tono. Y él, por demás vergonzoso, asentía sin siquiera mirarme a los ojos. Nos despedimos casi en silencio. Y esa fue la última vez que lo vi”, contó. Tiempo después, su padre debió ser internado, a lo que Esteban Trebucq rememoró: «No fui. Ni siquiera cuando, horas después, mamá, abandonada por él en los 80 pero más consternada que nosotros mismos, intentó hacerme cambiar de idea: ‘Tu padre se muere’, insistía. Pero al crecer uno se pone más honesto consigo mismo”. En el funeral le dejó un pin del escudo de Estudiantes de La Plata y se fue.